Para realizar la investigación, el Canisius College realizó entrevistas a un total de 962 mujeres estadounidenses que compartieron sus experiencias durante el sueño. De ellas, el 55 por ciento compartieron su cama con al menos un perro, el 31, con al menos un gato y el 57, con una persona.
Los resultados, publicados en el portal tandfonline.com, demostraron que las dueñas de los perros se acostaban más tarde y se levantaban más temprano que las personas que tenían gatos, pero no canes.
No obstante, en comparación con los compañeros humanos de cama, se percibió que los perros perturbaban menos el sueño y proporcionaban comodidad y seguridad.
A la inversa, se informó que los gatos que dormían en la cama de su dueño eran tan perturbadores como las personas, y se asociaron con sentimientos de comodidad y seguridad más débiles que los proporcionados por las personas y los perros.
Por otro lado, un estudio húngaro ha revelado que al igual que nosotros, los perros pueden tener problemas a la hora de conciliar el sueño si tienen de qué preocuparse.
La investigación ha revelado que los canes que están estresados, tienen peores condiciones de sueño y se despiertan en varias ocasiones durante el descanso.
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