"Me recomendaron un remedio para una cistitis y acabé en urgencias": la experiencia de tres jóvenes con las pseudoterapias

  • Olaia, Bastián y Leire nos cuentan su experiencia con pseudoterapias como el reiki, la risoterapia o los remedios naturales

  • En el mejor de los casos una pseudoterapia no hará nada o mejorarás por el simple paso del tiempo, y en el peor pondrás en riesgo tu salud

  • Según un informe, estas prácticas provocan en España entre unas 1210 y 1460 muertes al año

2020 no para de regalarnos titulares a cada cual más estrambótico, muestra de ello es la reciente detención de Nacho Vidal, el actor de cine pornográfico, por administrar a un hombre veneno de sapo bufo y provocar su muerte. Si bien se han hecho memes y tweets humorísticos, la situación refleja un riesgo totalmente normalizado en nuestra sociedad: el uso de psuedoterapias para tratar problemas de salud.

Todos hemos buscado en Google "remedios para el catarro". Todos conocemos a un amigo que tiene un primo que se curó de una enfermedad muy grave con métodos alternativos. En otras palabras, las pseudoterapias están totalmente instauradas en nuestra sociedad. De hecho y según un informe de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) publicado en 2019, estas prácticas provocan en nuestro país unas 1210 y 1460 muertes al año. ¿Conocemos los riesgos de este tipo de prácticas?

¿Qué son las pseudoterapias?

Se considera «pseudoterapias» cualquier sustancia, producto o actividad con finalidad terapéutica, ya sea tratar una enfermedad médica o un problema psicológico, que no tiene ningún aval científico que certifique su eficacia o su seguridad. Por lo tanto, en el mejor de los casos no hará nada o mejorarás por el simple paso del tiempo, y en el peor pondrás en riesgo tu salud.

Olaia tenía 21 años cuando su madre le acompañó a una naturópata para encontrar remedio a su cistitis. "Llevaba meses con cistitis recurrentes. Se me pasaba y a las dos semanas volvía a tener molestias. No quería tomar antibióticos así que mi madre me llevó a una naturópata que era conocida suya. Me vendió unos zumos y una crema que tenía que ponerme de día y de noche en la vagina durante dos semanas", relata.

Tras dos días, Olaia empezó a encontrarse mal. "No podía ni sentarme ni ir al baño del dolor. En la vida lo he pasado así de mal. Acabé ingresada en urgencias porque la crema tenía un ingrediente tóxico que me había hecho quemaduras. Estuve seis meses sin poder tener sexo porque el mínimo roce me hacía llorar de dolor", comparte.

En el caso de Bastián, de 25 años, su salud no fue la gran perjudicada, sino su bolsillo. "Me lesioné el hombro en un accidente con la bici. No fue grave, pero me dolía al hacer algunos movimientos. Fui a una clínica y me dijeron que lo que mejor me iría sería una mezcla de reiki y acupuntura. Yo creó que aguanté cinco sesiones hasta que me di cuenta de que eso era un timo. Lo peor de todo es que me dijeron que mi problema iba para largo y que necesitaría mínimo seis meses de tratamiento. Les habría salido el negocio redondo a 80 euros la sesión", añade.

“Me dijo que podía curarme el cáncer con risoterapia”

Leire no llegó nunca a recibir este tipo de intervenciones, pero recuerda con mucha indignación su experiencia con un experto en coaching. "Con 19 años me detectaron un osteosarcoma, que básicamente es un tipo de cáncer de hueso. En aquel momento me quise hacer un Instagram para visibilizar lo jodido que es el cáncer y tuvo mucho éxito, pero también cosas que no me gustaron", recuerda.

"Una de ellas fue que me escribió un hombre que decía ser coach de salud. Me dijo que podía curarme el cáncer. Le pregunté y me soltó una chapa inmensa sobre el papel de las emociones y la risoterapia. Me metí en su página web y no me acuerdo cuanto costaba exactamente, pero más de 100 euros la sesión. Es un timo. Es jugar con la salud de las personas". Leire contó lo sucedido a sus padres, que interpusieron una denuncia al Colegio de Médicos, pero no prosperó. "Lo peor de todo es que se permiten este tipo de prácticas. ¿Hace falta que muera alguien para que nos demos cuenta del peligro que suponen?".

Creemos que las pseudoterapias son algo inocuo que sólo hacen daño a los más incrédulos, pero no es así. Suponen un riesgo de salud global. Tratar cáncer con vitaminas, contracturas musculares con energía emocional, autismo con lejía a bajas concentraciones, o depresión con risoterapia o cartas astrales son algunas de las prácticas ofertadas por pseudoterapeutas sin formación en medicina o psicología.

Ante la preocupación por el incremento de este tipo de estafas, el gobierno propuso una PNL o Proposición No de Ley en el año 2017 para regular las prácticas médicas o psicológicas no convencionales. "La inmensa mayoría de las personas que ofrecen pseudoterapias proponiéndose como profesionales del sector no poseen ninguna titulación sanitaria ni formación sanitaria reglada. Los centros que regentan, en general, tampoco cuentan con la necesaria autorización de la Consejería de Sanidad pertinente competente, actuando, por tanto, desde una situación de ilegalidad manifiesta", relata la PNL.

¿Cómo saber si estás recibiendo una pseudoterapia?

Tres años han pasado ya desde la propuesta gubernamental de la que hablábamos, pero las pseudoterapias siguen siendo un riesgo para nuestra salud. La gran pregunta es, ¿cómo asegurarnos de que recibimos atención médica o psicológica segura, eficaz y legal?

  • No sucumbas a la quimiofobia. Que algo sea artificial no significa que sea malo para nuestra salud, y que algo sea natural no significa que sea inofensivo o milagrosos. Todo tiene químicos, hasta el agua que bebes, y eso no la convierte en peligrosa.
  • Si acudes a una clínica privada, asegúrate de que el profesional que te trata está formado. ¿Cómo? Preguntándole su número de colegiado. De esta forma te aseguras de que quién te está tratando es un médico o psicólogo cualificado y que si se da un caso de mala praxis, puedes denunciarle oficialmente.
  • Déjate asesorar por un profesional. Si tienes un eccema, quien lo debe valorar es tu médico o un dermatólogo, y no tu amiga la que sabe mucho de cremas. Es comprensible que a veces nos frustremos, sobre todo cuando vamos una y otra vez a un especialista y no dan con el problema, pero las enfermedades son complejas y detectar el remedio ideal requiere tiempo. Ponerte en manos de un pseudoterapeutas no te va ayudar, probablemente perjudique tu problema o en el mejor de los casos, no hará nada.
  • No te fíes de los bulos. No, los médicos no quieren una sociedad enferma para seguir ganando dinero. No, los psicólogos tampoco alargan las terapias para arruinar a sus pacientes. Un buen profesional busca ayudar y sanar a sus pacientes. Este proceso a veces es largo y puede ser necesario probar varios fármacos o técnicas hasta encontrar el remedio ideal. A veces confiar es difícil, pero dejar nuestra salud en manos de estafadores puede resultar mortal.