Viví nueve meses en Londres y me quedó muy claro que es la peor ciudad del mundo
Viví en Londres entre noviembre del 2013 y agosto del 2014. Me fui con la intención de mejorar mi nivel de inglés, y pensé que la manera más económica y fácil para conseguirlo sería encontrando un trabajo de aupair. No me voy a centrar en relatar todas las ventajas e inconvenientes que puede tener un trabajo como ese porque eso nos daría para otro artículo, pero sí resaltaré una de las ventajas del trabajo de aupair: no tienes que pagarte una casa.
Es decir, me fui a vivir a Londres con la casa ya buscada, y qué casa, claro, porque la familia con la que trabajé no era pobre precisamente, y aún así sigo pensando que vivir en Londres es lo peor que me ha pasado en la vida. ¡Es que menuda ciudad!
Generalmente, cuando pensamos en Londres, el primer pensamiento que nos viene a la cabeza es "está siempre lloviendo" y... eso no es del todo cierto. Además, yo no tengo ningún problema con la lluvia, de hecho, siempre veraneo en Gijón, una ciudad donde lo más normal es que llueva en julio y te quedes sin tu día de playa. Para mí eso es algo bueno. A la lluvia me acostumbré enseguida, de hecho, es que no me suponía demasiado inconveniente a la hora de la verdad. En Londres no pasa como en Madrid, que si llueve un día de repente todo el mundo se vuelve loco y hay atascos en las calles, guerras de paraguas en las aceras y goteras en el metro. Para mí, lo peor de lo peor de Londres, a lo que no me acostumbré nunca, es el ruido.
Vivir en el centro de Londres es estar rodeada de ruido por los cuatro costados. Tráfico en la calle, ¡y aviones por los aires! No sé si esto es algo que se percibe desde cualquier barrio del centro, yo vivía en Chelsea, pero el buuuruuummm de los aviones era constante. Y cuando salías a dar un paseo por la calle, más de lo mismo. Siempre había jaleo en las calles y había ciertas rutas (como King's road y Sloane Street, dos de las calles que más frecuentaba) que siempre estaban atascadas, y el ruido de coches, de buses, de ambulancias que querían pasar y no podían, era agobiante.
El ruido me molestaba, y tuve que aprender que si quería estar en silencio, lo mejor que podía hacer era ir a dar paseos a cementerios. Increíble pero cierto. Como a mí me gusta mucho pasear mientras escucho podcasts, me tuve que acostumbrar a pasear entre tumbas, algo que es menos raro de lo que parece porque en Londres hay muchos cementerios antiguos reconvertidos en parques con sus banquitos y demás.
A lo que no le pude encontrar nunca un lado positivo o una alternativa rara pero eficaz fue a la comida. En serio, qué pasa en Londres con la comida. Porque ni siquiera es cuestión de dinero. Como he dicho, la familia con la que yo vivía tenía posibles y estoy segura de que compraban en buenos supermercados. Y aún así la comida era una mierda. Y eso sí que no. ¿Que llueve en una ciudad? Que llueva. Pero dame comida de calidad. Como en Gijón, que si lloras porque no puedes ir a la playa puedes secar tus lágrimas con cachopo.
En Londres podías secar tus lágrimas con unas porquerías que no valían ni para limpiarte el culo. Y carísimas. A mí me gusta mucho salir a comer o salir a cenar solo por disfrutar de la compañía de mis amigos con comida delante, pero en Londres tuve que ir dejando de hacerlo porque comer fuera suponía comer peor que en tu casa y encima pagar un pastizal. Os juro que en los nueve meses que estuve allí solo fui capaz de disfrutar de la comida de un sitio: The Breakfast Club. Todo lo demás, una mierda.
Es que todo era caro en Londres. Todo. El transporte, la comida, los pisos, por supuesto, aunque yo no tuve que pagar un alquiler, salir a tomar una cerveza... todo se reducía en desembolsar y desembolsar. Y en pasar un poco de miedo, también. En Londres nunca tuve la sensación de estar en una ciudad segura. Mi barrio era bastante tranquilo, y por el día se estaba muy bien, pero por la noche no había nadie por las calles, lo que me resultaba bastante malrollero. Y en las zonas en las que sí había gente, casi peor: porque o eran borrachos o eran gente con muy malas pintas.
Total, que resumiendo: alquilar un piso es caro, la comida es una mierda, no sale mucho el sol, hay ruido por todas partes, el transporte es bastante regular, porque el metro no llega a todos los sitios (el barrio de Chelsea no tiene metro) y los autobuses se quedan atascados en las vías principales, solo te sientes seguro si paseas por las inmediaciones del Palacio de Buckingham y salir de fiesta es un riesgo para tus ahorros y tu vida. ¿Merece la pena vivir en Londres? No. Te haces un viajecito de cinco días y conoces sus partes buenas (que también las tiene) y después te vuelves a donde quiera que vivas, que seguro que vas a estar mejor.
Quiero pedir disculpas por los filtros de las fotos de Instagram y los marcos, pero eran otros tiempos.