La clave de por qué los ricos se vuelven cada vez más ricos, incluso en la pandemia

  • Un estudio apuntala la creencia de que la riqueza llama a más riqueza

  • Hay que asumir riesgos si quieres ganar, pero no hace falta si eres rico

  • El sistema está construido para que no haya ascensor social

El debate sobre la redistribución de la riqueza, sobre los distintos sistemas económicos que pretenden regularla y sobre el aumento general de la pobreza en el planeta es uno de los más encendidos y que lleva décadas, incluso siglos, en boca de todos. Pero más allá de posibles medidas o soluciones que hagan ese reparto más justo, parece cada vez más evidente que, con el sistema económico y social que rige a nivel global, la minoría enriquecida de la población lo es cada vez más. La riqueza engendra más riqueza, y eso es así en momentos de bonanza económica, pero también en medio de graves crisis, incluida la que estamos viviendo con la pandemia del coronavirus.

Y, aunque esto era una ley no escrita, parece que eso de que ‘el dinero llama al dinero’ puede confirmarse de manera científica gracias a un estudio desarrollado en Noruega y publicado a principios de este mes en la revista Econometric Society. Dicho estudio, desarrollado por economistas del FMI y otras instituciones económicas aprovecharon una ley existente en el país escandinavo que regula el impuesto sobre el patrimonio y que exige que los activos se informen a terceros para evitar errores y esos datos son públicos. Con esta información detallada y rigurosa de los ingresos de la población los investigadores analizaron 12 años de registros fiscales de Noruega, desde el 2004 al 2015.

El dinero llama al dinero y sin riesgo

Es cierto que Noruega es uno de los países más ricos del mundo, en el que la mayoría de la población está bastante bien a nivel económico. Pero este riguroso estudio ha servido para constatar que las personas más ricas tenderán a seguir siéndolo en el futuro. Los datos muestran que los ricos se vuelven más ricos a medida que pasan los años, y esto se debe en gran parte a que obtienen mayores rendimientos de sus inversiones.

El estudio demostró que cualquier individuo que se encontraba entre el 25% de población más pobre, si invirtió un dólar en el año 2004, hubiera recibido un promedio de 1,5 dólares en el año 2015. No está mal, eso es un retorno del 50% de la inversión inicial. Pero los datos nos cuentan que ese mismo dólar, invertido por alguien perteneciente al 0,1% de la población más rica del país, se convirtieron en 2,4 dólares tras esos 11 años. Eso es un rendimiento del 140%.

La creencia habitual para explicar este fenómeno suele apuntar a que las personas más ricas tienen más patrimonio con el que poder afrontar mayores riesgos, lo que los lleva a conseguir mayores ganancias. Pero los investigadores de este estudio descubrieron que no es el caso. No tiene nada que ver con el patrimonio o la cantidad de dinero disponible para invertir, sino de las oportunidades únicas que se les presentan por pertenecer a ese estrato social. La educación financiera, la información privilegiada y las relaciones y contactos exclusivos ofrecen oportunidades de inversión únicas, sin apenas riesgo, que perpetúan el status quo.

Por eso, este estudio se encuentra en la línea de algunos otros que han demostrado que cuando se genera riqueza, incluso en medio de una crisis económica como la que estamos viviendo por la pandemia del coronavirus, esa riqueza solo va a parar a los bolsillos del 1% de la población.

El ascensor social está averiado

Otro hallazgo importante que, no por conocido deja de sorprender cuando se demuestra en un estudio como este, es el del mal funcionamiento del llamado 'ascensor social'. Y es que no es que el ascensor esté un poco averiado, es que está fuera de servicio y no parece que nadie vaya a arreglarlo. Los investigadores hicieron un seguimiento de las fortunas más destacadas del país y, aunque trataron de tener en cuenta antecedentes y otros factores, todas las personas de la parte superior de la escala económica no descendieron de ella en ningún momento, ni nada apunta a que vayan a hacerlo. Y lo mismo ocurre con los estratos inferiores. En otras palabras, es prácticamente imposible encaramarse a la cima si no estabas allí ya en un primer momento.

El estudio también revela que esa riqueza es hereditaria, aunque no lo es tanto la habilidad con los negocios. Los hijos de los ricos continuarán siendo ricos, por supuesto, pero no heredan el 100% de su habilidad con las inversiones o la gestión de su patrimonio y este suele resentirse un poco cuando se cambia de generación. Aún, así, no parece que sus puestos en la cima estén comprometidos, ya que solo el hecho de pertenecer a esa élite les protege del riesgo de bajar de estrato social.