La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha anunciado movilizaciones para denunciar los abusos de la industria envasadora de miel a productores y consumidores. Las protestas han sido convocadas este martes 11 de diciembre en Almería, Córdoba, Guadalajara, Jaén, Las Palmas, Logroño, Málaga, Menorca, Murcia, Oviedo, Pamplona, Salamanca, Santander, Santiago de Compostela, Sevilla, Tenerife, Valencia y Zaragoza.
En concreto, las concentraciones tendrán lugar ante grandes superficies comerciales bajo el lema 'En defensa de la miel española, por un sector apícola rentable y sostenible', para reclamar un mayor control de las importaciones de baja calidad, especialmente de China, y un etiquetado más transparente que obligue a detallar el país de origen.
El objetivo de estas manifestaciones es informar sobre el confuso etiquetado que utilizan las grandes industrias envasadoras para enmascarar importaciones y sucedáneos de miel de baja calidad.
Desde la campaña 2015-2016, el precio de la miel en origen ha experimentado una caída cercana al 40%. En la actualidad, los apicultores están recibiendo ofertas de compra por parte de la industria envasadora muy por debajo de lo que cuesta producir un kilo de miel, 2,65 euros.
El responsable del sector apícola de COAG, Ángel Díaz, ha señalado en declaraciones recogidas por Europa Press que el sector se encuentra en una situación "perversa e insostenible". "Producimos una de las mejores mieles del mundo, pero la industria envasadora ha dejado de comprarla porque prefiere abastecerse de importaciones de baja calidad de terceros países", ha lamentado.
Desde COAG reproducen las palabras emitidas por el Parlamento Europeo sobre esta situación: "Las importaciones de baja calidad, la adulteración y los sucedáneos distorsionan el mercado y ejercen una presión continua sobre los precios y, en última instancia, sobre la calidad del producto en el mercado interior".
En 2017, se alcanzaron cifras récord de importación. En una década se ha duplicado la entrada de miel foránea, pasando de 16.000 toneladas en 2007 a las 32.000 en la última campaña.
Una situación que recuerda a otro de los sectores que empieza a peligrar: las aceitunas negras. El mercado estadounidense denunció a los productores españoles ante la comisión de comercio internacional acusándolos de competencia desleal por venderlas a bajo precio gracias a las ayudas europeas.
El consumo de miel en España supera el 80% y es un producto demandado en cualquier supermercado. Sin embargo, a pesar de ser una información esencial para los consumidores, en el etiquetado no aparece el país de origen en el que ha sido elaborada.
Lo que sí aparece, como ha comprobado 'El Programa de Ana Rosa', es una vaga indicación: 'Mezcla de mieles originarias y no originarias en la Unión Europea'. Así es como ha surgido la cuestión sobre si lo que compramos en los establecimientos es auténtica miel o solo sucedáneos.
Esta falta de concreción ha alertado al Gobierno y la Comisión Europea, que asegura que la miel es un producto que pude ser fácilmente adulterado, según ha explicado la tecnóloga de alimentación Beatriz Robles.
Para los comerciantes, es obligatorio que los productos que ofrecen contengan un etiquetado con el marcador sanitario o el lugar de origen en el que ha sido cosechado. "La miel es un producto de origen animal. Por tanto, el reglamento exige un etiquetado que se llama el marcador sanitario", explica Robles.
Sin embargo, muchos de los envases de miel que sí tienen etiquetado y proceden de España están a un precio bastante superior al normal (2,65 euros). La duda entre miel auténtica o sucedáneos y la competitividad con el mercado de China, que se ha hecho con todos los 'stands' de los supermercados de nuestro país, es lo que ha sembrado la polémica en torno a este producto.
En Extremadura, la región que dispone de la mayor cantidad de colmenas de abejas, dejó el pasado un año un stock del 85% de envases de miel sin vender. La respuesta ante la inclinación por este producto cuando procede de China se debe a que su precio de importación es menor que en España y a la falta de etiquetado.