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En apenas una década, aplicaciones como Bizum, PayPal, Apple Pay o Google Wallet han cambiado radicalmente la manera en que nos relacionamos con el dinero. Las transferencias instantáneas, los pagos sin contacto y las suscripciones digitales han simplificado la gestión financiera del día a día. Sin embargo, esta comodidad también puede derivar en un consumo menos consciente y suponer ciertos riesgos de seguridad que conviene tener muy presentes. ¿Se pueden usar todas estas herramientas sin que nuestro equilibrio financiero se vea afectado? La respuesta es sí, siempre que se utilicen con criterio, precaución y buenos hábitos de control.

El espejismo de la inmediatez

El primer desafío que plantean las apps de pago es su propia inmediatez. Pagar es tan sencillo como deslizar un dedo o aceptar una notificación, lo que reduce la percepción del gasto y favorece el consumo impulsivo. En el caso de Bizum, su integración en las aplicaciones de banca móvil lo ha convertido en uno de los métodos favoritos en España, hasta el punto de que según el Banco de España, más del 75% de los jóvenes españoles lo usan a diario.

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Pero tanta sencillez conlleva también sus riesgos. Uno de los fraudes más habituales es el del Bizum inverso. Se trata de una estafa en la que un supuesto comprador, por ejemplo en Wallapop, no transfiere dinero sino que solicita una cantidad. Si la víctima acepta, estará enviando dinero a esta persona sin darse cuenta. Se trata de un fraude que ya ha dejado cientos de afectados tras de sí.

Para evitarlo, es muy importante prestar toda nuestra atención a las notificaciones que recibamos, antes de aceptar cualquier operación. Por otra parte, hay que saber que Bizum permite además establecer límites de envío diario, que son por defecto de 500€ por operación y hasta 2.000€ al día, aunque se puede modificar en la app del banco.

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PayPal: seguridad, pero no gratis

No tanto en España, pero sí más allá de nuestras fronteras, PayPal sigue siendo una de las plataformas de pago digital más populares. Su sistema de protección al comprador y su facilidad de uso la convierten en una opción muy segura para compras online. Sin embargo, sus comisiones pueden resultar elevadas. Por ejemplo, para pagos entre particulares pueden cobrar hasta un 3,4%, más 0,35€ por transacción si se usa tarjeta. A esto hay que añadir que su tipo de cambio para divisas suele incluir un recargo adicional del 2,5% al 4%.

La recomendación de los expertos es utilizar PayPal solo cuando la transacción lo justifique, por ejemplo, cuando compremos en webs extranjeras o que no conozcamos, evitando usarlo como método más habitual.

Apple Pay y Google Wallet: comodidad al alcance del móvil, pero con límites claros

Apple Pay y Google Wallet han transformado el teléfono móvil en una auténtica billetera digital. Su uso es especialmente cómodo para pequeños pagos en comercios físicos o para integrar suscripciones y tickets en aplicaciones del ecosistema Apple o Android. En España, cada vez más bancos y establecimientos son compatibles con estos sistemas, lo que ha disparado su adopción. Según datos del Banco de España, más del 30% de los usuarios de smartphones en 2024 ya utilizaban algún tipo de billetera digital para pagar a diario.

Sin embargo, esa misma facilidad de uso puede volverse un arma de doble filo para quienes no llevan un control del gasto. Como los pagos se realizan en segundos, y no se ve “salir el dinero”, es fácil perder la noción de cuánto se ha gastado. Por eso, los expertos recomiendan revisar con frecuencia los extractos de cada transacción y establecer notificaciones inmediatas en la app del banco o del propio sistema de pago. Además, conviene limitar su uso a determinadas categorías (alimentación, transporte, etc.) y evitar acumular varias tarjetas asociadas, ya que esto dificulta el seguimiento.