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Por qué el seguro de hogar que contratas con el banco suele ser más caro: cómo cambiarlo sin penalización

La tranquilidad de tener un seguro del hogar. Unsplash
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Contratar un seguro de hogar al firmar una hipoteca es una práctica habitual. En muchas ocasiones, son los bancos quienes ofrecen (o más bien, condicionan) este tipo de productos, con la promesa de reducir el diferencial de intereses del préstamo. Sin embargo, esa rebaja inicial en la cuota puede salir cara a medio plazo. Por lo general, los seguros de hogar vinculados a la hipoteca son, de media, entre un 30% y un 50% más caros que los que pueden encontrarse en el mercado, según revelan análisis de OCU.

Por qué el seguro del banco es más caro

El sobrecoste se explica por varios factores. El primero es la falta de comparación. El cliente, enfrascado en la tarea de firmar la hipoteca, y buscando además las condiciones más ventajosas para esta, acepta sin revisar detenidamente el contenido del seguro propuesto por la entidad. Este se configura a menudo como un “pack cerrado” con coberturas que exceden las necesidades reales del hogar asegurado.

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La OCU ha advertido reiteradamente sobre estas prácticas. En su guía sobre seguros vinculados a hipotecas, señala que las primas de los seguros ofrecidos por la banca pueden superar fácilmente los 300 o 400 euros anuales en viviendas que podrían asegurarse por menos de la mitad si se compararan ofertas del mercado. Además, muchos de estos seguros carecen de transparencia, puesto que no se entregan las condiciones completas antes de la firma, o se presentan como imposibles de modificar.

Otro factor inflacionario es la percepción, errónea pero extendida, de que el seguro debe contratarse obligatoriamente con el banco. Aunque es cierto que la Ley de Contratos de Crédito Inmobiliario (Ley 5/2019) permite al banco exigir un seguro de daños sobre el inmueble (no de contenido ni multirriesgo), también deja claro que el cliente tiene derecho a contratarlo con la aseguradora que desee, siempre que cumpla los requisitos de cobertura mínima exigidos por la entidad.

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Cómo cambiar de seguro sin penalización

La buena noticia es que es posible desligarse de este tipo de seguros y elegir una póliza más económica y ajustada. La clave está en conocer los plazos y condiciones. Lo primero que debe hacerse es revisar cuándo vence el contrato actual: la Ley 50/1980 de Contrato de Seguro establece que las pólizas deben ser anuladas con al menos un mes de antelación a su renovación automática. Si se notifica la cancelación por escrito con ese plazo, la aseguradora no puede aplicar penalizaciones ni exigir el pago de la nueva anualidad.

En caso de que el seguro esté vinculado al préstamo y bonifique el tipo de interés, conviene hacer números. A menudo, incluso renunciando a esa bonificación, el ahorro obtenido al contratar un seguro por libre compensa con creces. Por ejemplo, cambiar un seguro de hogar bancario de 450€ por uno de 180€ puede suponer un ahorro neto anual de más de 200€, incluso si la cuota hipotecaria sube unos pocos euros.

Además, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha instado en repetidas ocasiones a los bancos a no vincular de forma abusiva seguros a hipotecas, ni penalizar el cambio. Y en caso de conflicto, se puede recurrir al Banco de España o a los servicios de reclamación de Consumo de la comunidad autónoma correspondiente.

Qué debe tener un seguro de hogar (y qué no)

Al salir del circuito bancario, el consumidor gana libertad para ajustar el seguro a su realidad. No todos los hogares necesitan coberturas como robo con violencia fuera del hogar, protección jurídica avanzada o seguros de electrodomésticos. Lo esencial, recuerda la OCU, es que la póliza cubra:

  • El continente (estructura del inmueble): requisito mínimo exigido por el banco.
  • La responsabilidad civil: en caso de daños a terceros (por ejemplo, una fuga de agua que afecte al vecino).
  • Daños por agua, incendios, fenómenos atmosféricos y otras contingencias habituales.

Se recomienda comparar siempre al menos tres ofertas, prestar atención a los límites de cobertura y franquicias, y huir de aquellos productos que parezcan excesivamente empaquetados, y que incluyan coberturas redundantes. Finalmente, ante la duda, se debe recurrir a comparadores fiables o al asesoramiento de asociaciones de consumidores.

Cambiar de seguro puede parecer un proceso engorroso, pero es una de las formas más efectivas de ahorrar cada año sin perder cobertura. En un contexto de subidas de precios y presión sobre las economías domésticas, revisar y optimizar los gastos fijos es una estrategia prudente, y a menudo reveladora. Como recuerda la OCU, “no tiene sentido pagar de más por el mismo servicio solo por haberlo contratado con el banco”.