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Cómo descongelar alimentos sin electricidad y de manera segura: consejos y trucos que funcionan

¿Cómo descongelar el marisco para consumirlo de forma segura?
¿Cómo descongelar para consumir de forma segura?. Pixabay
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En situaciones de emergencia, por ejemplo cuando hay cortes prolongados de luz, o simplemente cuando tratamos de optimizar la eficiencia doméstica, descongelar alimentos sin electricidad se convierte en una suerte de una habilidad imprescindible. No se trata solo de improvisar; sino de todo un ejercicio de conocimiento térmico, manejo microbiológico y lógica culinaria. Aquí desgranamos los métodos seguros, los riesgos que conviene evitar y algunas soluciones ingeniosas que resuelven el ejercicio culinario sin sacrificar seguridad ni sabor.

Con electricidad, pero con ciencia

Los métodos tradicionales conservan su vigencia y confianza propia. El primero y más seguro es la descongelación en frío controlado, lo que implica trasladar el alimento al refrigerador 12, o incluso 24 horas, antes de cocinar para garantizar que la temperatura nunca supere los 5 °C, lo que evita la proliferación bacteriana. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria advierte que descongelar directamente en ambiente o microambientes, excepto en frío seguro, aumenta el riesgo de toxiinfecciones.

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En el caso del microondas, su uso es recomendable si se va a cocinar el alimento de inmediato, aplicando calor intermitente para evitar que solo el exterior se caliente. Este método es seguro, siempre que se respete la secuencia de "descongelar y cocinar de inmediato", para no exponer el alimento a la zona de peligro (5–60 °C).

Como tercera alternativa, está la inmersión en agua fría corriente (o bien renovada constantemente). El Ministerio AECOSAN permite esta opción, siempre que se renueve el agua y el alimento se cocine de inmediato. Claro está, el agua debe permanecer fría y no más que porciones pequeñas, pues el calor demora más en penetrar un bloque grande.

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Cuando la electricidad falla

En casos de interrupción eléctrica prolongada en el hogar, el frigorífico pierde frío rápidamente si se abre; sin embargo, puede mantener la temperatura < 5 °C durante unas cuatro horas si no se manipula. En el congelador, la situación es más permisiva: un aparato lleno mantiene los alimentos congelados hasta 48 horas sin abrir, o hasta 24 horas si está medio vacío.

Para maximizar ese colchón térmico, se aconseja agrupar los paquetes congelados, evitar abrir las puertas y, si hay disponibilidad, colocar hielo seco o bloques de hielo o, incluso, envolver el congelador con mantas térmicas, dejando espacio al ventilador. Si tienes una nevera portátil o conservadora con hielo, también puede ser una estrategia de emergencia fiable.

Innovaciones domésticas al descongelar

A lo anterior se suma la aparición de tecnologías pasivas que optimizan el descongelado sin electricidad. Una bandeja metálica de alta conductividad térmica acelera la transferencia del calor ambiente al alimento, permitiendo descongelar hasta cuatro veces más rápido que el microondas y sin comprometer textura o sabor. Estas bandejas son reutilizables, fáciles de limpiar y respetuosas con la seguridad alimentaria, es decir que no alteran los nutrientes, ni tampoco favorecen el crecimiento bacteriano por temperatura intermedia prolongada.

Para saber si tu congelador se ha estropeado, existe un truco sencillo y revelador: colocar una moneda en un vaso con agua congelada. Si, después de un corte, la moneda se hunde, indica que el refrigerador se apagó y se abrió paso a temperaturas críticas. Este método no descongela, pero alerta de un fallo oculto y permite decidir si conviene consumir o desechar el alimento.

Hay que tener en cuenta que la descongelación segura está regida por tres pilares fundamentales: control térmico, higiene bacteriológica y tiempo bajo control. Nunca se deben usar temperatura ambiente para bloques grandes, ya que facilita la proliferación microbiana. También se deben mantener las manos, utensilios y recipientes siempre limpios para evitar cualquier tipo de contaminación cruzada. Y cocinar después de descongelar es siempre imprescindible.

En situaciones de apagón, priorizar alimentos perecederos, conservar las puertas de la nevera cerradas e aprovechar si tenemos hielo o neveras portátiles ayuda a mitigar los efectos.