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Es importante realizar chequeos periódicos a ciertos componentes y sistemas de nuestro vehículo. Se trata de una cuestión que va más allá de la simple seguridad al volante, ya que tomar estas precauciones también permite ahorrarnos un buen dinero, al prevenir posibles averías que pueden obligarnos a desembolsar cientos, o incluso miles, de euros. Según la DGT, las deficiencias mecánicas relacionadas con el mantenimiento incumplido están presentes en el 25% de los accidentes de verano, y un 42% más de averías se registran en coches que no siguen estrategias preventivas.

Las 5 revisiones clave para evitar averías

  • Niveles de líquidos esenciales (aceite, refrigerante, frenos, limpiaparabrisas): Una revisión mensual de los líquidos del coche es el primer paso para mantener el motor vivo y evitar sobrecalentamientos motrices o fallos de frenada. La DGT recomienda comprobar aceite, refrigerante, líquido de frenos y del limpiaparabrisas antes de comenzar cualquier trayecto largo. No solo debemos comprobar que hay líquido en estos sistemas, sino que además estén en un nivel alto, ya que de otra manera se corren riesgos innecesarios y el motor sufrirá un estrés evitable.
  • Estado y presión de neumáticos: Los neumáticos son el único contacto del coche con el asfalto y su deterioro es un factor clave en la seguridad vial. RAC subraya la importancia de revisar tanto la presión correcta como el dibujo del neumático, que no debe ser inferior a los 1,6 mm, y recomienda que en invierno esté al menos en 3 mm para mantener la tracción. Además, es aconsejable revisar también su dibujo y buscar posibles grietas o protuberancias antes de realizar viajes largos.
  • Frenos: Hay que estar atentos a las pastillas, discos y líquido. Un sistema de frenos con signos de desgaste puede ser la causa de problemas una vez estamos en marcha que, además, suponen un quebradero de cabeza por ser de lo más costosas. Una revisión regular de pastillas, discos y nivel del líquido es esencial para asegurarnos de mantener la eficacia en el frenado. Mantener estos componentes alineados con las indicaciones del fabricante sirve para evitar riesgos directos de seguridad y averías más graves.
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Un sistema de frenos defectuoso en una estación de ITV
  • Correa o cadena de distribución: Una rotura de la correa de distribución podría requerir una inversión urgente y masiva en la reparación del motor. Los expertos coinciden en apuntar que se debe revisar su estado antes de hacer grandes desplazamientos, y debería reemplazarse a los kilometrajes recomendados (entre 60.000 y 100.000 km) como parte esencial del mantenimiento del vehículo. Se debe tener en cuenta que un fallo en estos componentes provoca daños irreversibles en el motor. Esta es una de las averías más costosas si no se previene adecuadamente.
  • Batería y sistema eléctrico: La batería y los componentes eléctricos como las luces, alternador o intermitentes, deben inspeccionarse regularmente. Cualquier señal de corrosión, mal contacto o bombilla fundida supone un riesgo innecesario que no debe pasarse por alto, especialmente antes de trayectos nocturnos o largos. Estos fallos, que aparentemente parecen menores, pueden dejar el coche fuera de servicio de forma completamente inesperada.
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¿Por qué estas cinco revisiones marcan la diferencia?

Estas comprobaciones guardan relación directa con los elementos más propensos a fallar y con reparaciones que escalan rápidamente en coste. Según estudios de talleres y la DGT, el incumplimiento del mantenimiento preventivo, más allá de la ITV, aumenta un 42% el riesgo de avería, mientras que seguir un plan básico reduce las probabilidades de siniestro o costosa reparación.

El mantenimiento preventivo no sustituye a la ITV, ya que esta es una inspección legal periódica que no abarca todos los sistemas del vehículo, pero sí extiende su alcance con acciones programadas: cambiar aceite, filtros, líquidos, revisar frenos o neumáticos según kilometraje es esencial para una conducción segura y duradera.

Dedicar pocos minutos al mes para comprobar presión, líquido de frenos o luces te evita paradas no planificadas. Antes de cualquier trayecto largo, ya sea este durante el verano o aprovechando algún día festivo, revisa al menos la batería, los neumáticos, el nivel de líquidos y el sistema de iluminación. Además, asegúrate de que la correa o cadena del motor se sustituya en el kilometraje que marca el fabricante (generalmente entre 60.000 y 100.000 km).

Acudir al taller con regularidad, aunque sea para una simple revisión, es más rentable para tu bolsillo que esperar a que se encienda una luz de advertencia o que el coche se detenga en pleno camino. Como advierte la experiencia técnica, anticiparse a los problemas siempre sale mejor y es más barato que tener que hacer una reparación de urgencia en mitad del camino.