Salarios

Qué tan rentable es cobrar la retribución flexible en 2025: pros, contras y cuándo te conviene más

Calculando el beneficio de la retribución flexible. Eduardo Parra - Europa Press - Archivo
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Aumentar el salario neto sin elevar el coste para la empresa. Ese es el principal reclamo de la retribución flexible, un sistema que en 2025 sigue ganando terreno, pero que no todos los trabajadores entienden ni aprovechan en su justa medida. ¿Es realmente rentable? ¿Tiene letra pequeña? ¿Y hasta qué punto compensa?

La retribución flexible consiste en destinar una parte del salario bruto a productos y servicios exentos de IRPF. Comidas, transporte, guardería o seguros médicos son algunos de los más habituales. El límite legal está en el 30% del salario bruto anual, y esa proporción puede suponer un ahorro significativo en el pago del impuesto sobre la renta.

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De esta forma, la retribución flexible permite que parte del salario no se perciba en forma de dinero (como máximo, el 30 %) y que se aplique directamente a beneficios fiscales reconocidos legalmente.

Un ahorro que puede superar los 150 euros al mes

Las cifras varían, pero el impacto en el bolsillo puede ser relevante. En un ejemplo difundido por Factorial, una persona con un sueldo bruto de 35.000 euros anuales podría ahorrar más de 150 euros netos al mes si aprovecha el sistema correctamente. “Juan recibiría 156,32 € más mensualmente gracias al descuento fiscal”, ilustra, en un caso práctico con tickets restaurante, seguro médico y guardería como servicios incluidos.

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Y no se trata solo de grandes sueldos. Con un salario medio de 27.000 € anuales, el ahorro mensual ronda los 110€, siempre que se estructure bien el paquete de beneficios y se aprovechen todas las ventajas.

Pese a su rentabilidad, hay una brecha clara entre oferta y comprensión. Según un estudio reciente, el 80% de los asalariados ya disfruta de algún tipo de compensación flexible, pero solo un 52% entiende el concepto con claridad.

La falta de información hace que muchos empleados no conozcan ni el límite del 30 % ni las implicaciones fiscales. Tampoco todos saben que estos beneficios no cotizan a la Seguridad Social, ni se tienen en cuenta para calcular ciertas prestaciones. Es decir: sube el neto, pero también pueden reducirse otras coberturas en caso de desempleo o jubilación, si no se calcula bien.

Pros y contras a tener en cuenta

Desde la perspectiva de la empresa, es un recurso muy útil para fidelizar talento y mejorar el clima laboral sin tener que subir salarios brutos. Pero no está exento de riesgos: si los beneficios no están bien adaptados al perfil del empleado, pueden generar rechazo.

Existe el riesgo de que los productos o servicios no se adapten siempre a las necesidades de todos los empleados y que algunos prefieren recibir ese importe directamente en nómina, incluso con menor eficiencia fiscal.

Otro punto a vigilar es la fiscalidad autonómica. Algunos beneficios pueden estar más o menos incentivados en función del territorio. Y hay un riesgo añadido: si el trabajador deja la empresa a mitad de año, podría no haber aprovechado todo lo que le correspondía. También puede perder parte del ahorro si cambia de proveedor o si la empresa no permite una flexibilidad real en el paquete.

¿Cuándo compensa realmente?

En general, la retribución flexible compensa más cuanto mayor es el salario bruto, ya que la exención del IRPF afecta a tramos impositivos más altos. También es más útil para trabajadores con hijos pequeños (por la exención en escuelas infantiles) o con gastos habituales en transporte y restauración.

Para perfiles con sueldos bajos, sin cargas familiares o sin posibilidad de usar servicios como la guardería, el margen de ahorro se reduce. También lo hace si el trabajador no prevé una estancia prolongada en la empresa.