Turismo

La tasa 'single', el precio extra que pagan los solteros para hipotecarse, viajar o hacer compras en solitario

Viajar solo implica pagar un sobrecoste. Europa Press
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La libertad tiene un precio y nos nos referimos al coste de la lucha por los derechos o el sacrificio para conservarlos. Se trata de algo más mundano relacionado con el sobrecoste que soportan aquellas personas que por libre elección o circunstancias de la vida viven solas y viajan, compran casas o consumen sin estar en pareja. Este precio extra se manifiesta en productos y servicios tan diversos como las hipotecas, los seguros, los viajes o las compras del día a día y es lo que se conoce como la tasa 'single'.

Quienes viven solos son conscientes de este castigo en forma de recargo, independientemente de cómo hayan llegado a esta situación. El pago extra perjudica por igual a las personas solteras, divorciadas o viudas porque muchos precios y tarifas están pensados para parejas o unidades de consumo compartido.

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Ese sobrecoste se manifiesta en productos y servicios tan diversos como las hipotecas, los seguros, los viajes o las compras del día a día. Una vivienda con un solo titular puede salir más cara por la falta de reparto de gastos; un viajero individual paga un suplemento por ocupar una habitación doble; y en el consumo cotidiano no siempre existen versiones o descuentos pensados para una sola persona, lo que eleva el coste por unidad. El resultado es una penalización económica sistemática por vivir en solitario que afecta especialmente a jóvenes, personas separadas y mayores que viven sin compañía.

Sin olvidar que, fiscalmente, las personas que viven solas soportan un mayor carga a la hora de realizar la declaración de la renta como explican los expertos del despacho de abogados Cremades & Calvo-Sotelo que recuerdan que la base imponible de en declaraciones de la renta conjuntas de unidades familiares integradas por cónyuges no separados con hijos menores que convivan con ellos, así como mayores incapacitados, se reduce en mayor proporción que en las familias monoparentales.

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Hipotecas y vivienda: cómo encarece vivir solo

La tasa 'single' no es un impuesto formal, sino un conjunto de prácticas comerciales y financieras que responden a la economía de escala: muchos precios se calculan sobre la base de dos personas (por ejemplo, una habitación doble, una hipoteca con dos ingresos o una póliza familiar), de modo que cuando solo hay un consumidor la empresa o el proveedor intenta compensar la pérdida de ingresos aplicando un recargo. En el sector turístico esto se traduce en el llamado suplemento individual, que cubre la diferencia entre el precio por habitación y el precio por persona cuando no hay ocupación doble.

En el mercado inmobiliario la tasa single se percibe de varias maneras. Las entidades financieras y los mercados de alquiler suelen valorar el riesgo y la capacidad de pago en función de los ingresos disponibles; una vivienda compartida entre dos titulares reduce el esfuerzo financiero individual y, por tanto, puede facilitar condiciones más favorables. Cuando una sola persona solicita una hipoteca, el porcentaje de endeudamiento sobre su renta es mayor y los bancos pueden exigir mayores garantías, tipos más altos o plazos distintos, lo que encarece el coste total del préstamo. Además, el mercado de la vivienda tiende a ofrecer inmuebles y promociones orientadas a familias o parejas, por lo que las soluciones habitacionales para una sola persona pueden ser menos eficientes en precio por metro cuadrado.

El sobrecoste también aparece en el alquiler: muchas ofertas están pensadas para parejas o para compartir, y el alquiler de un estudio o un piso pequeño puede resultar proporcionalmente más caro por metro cuadrado que una habitación en una vivienda compartida. Esa falta de productos financieros y habitacionales adaptados a hogares unipersonales contribuye a que la tasa single sea una realidad palpable en el coste de acceso y mantenimiento de la vivienda.

Seguros, servicios y compras: el efecto multiplicador

Los seguros y otros servicios muestran otra cara de la tasa single. Así lo recogen los expertos de Fiact Seguros, que recuerdan que algunas pólizas familiares o de hogar ofrecen descuentos por titularidad múltiple o por la existencia de coberturas conjuntas; una persona sola no puede beneficiarse de esos descuentos y, en ocasiones, paga primas más altas por no poder repartir el coste. En el consumo cotidiano, comprar en formatos pensados para dos o más (por ejemplo, packs familiares o promociones por unidad múltiple) hace que el precio por ración sea más elevado para quien compra en cantidades reducidas. Las compañías de servicios y las aseguradoras también aplican criterios de tarificación que no siempre reconocen la realidad de los hogares unipersonales, lo que se traduce en menos opciones de ahorro y en un coste relativo mayor.

Los expertos señalan que la falta de productos diseñados específicamente para 'singles'—desde hipotecas hasta seguros y ofertas comerciales— obliga a muchas personas a aceptar condiciones menos ventajosas o a pagar recargos que, acumulados, suponen una carga económica significativa a lo largo del tiempo.

El suplemento individual que encarece viajar solo

En el turismo el fenómeno es especialmente visible y está regulado por la práctica habitual del suplemento individual. Los paquetes turísticos y las tarifas de cruceros y hoteles suelen cotizarse en base doble; cuando una persona viaja sola y ocupa una habitación o camarote pensado para dos, el proveedor aplica un recargo para compensar la pérdida de ingresos que supondría no vender esa plaza a otra persona, aseguran en el portal de 'Viajeros Singles'.

El suplemento puede calcularse de formas distintas: como un porcentaje del precio total (por ejemplo, entre el 10 % y el 50 %), como una tasa fija o incluso como el coste equivalente a la tarifa de otra persona en casos extremos (por ejemplo, el doble de la tarifa base en algunos cruceros).

La explicación de este sobrecoste hay que buscarlo en las políticas comerciales de hoteles o navieras que cobran por habitación y no por persona; la tarifa promocional por persona se basa en la ocupación compartida y, sin el segundo pagador, la empresa añade un suplemento para cubrir costes operativos y mantener márgenes. El importe no es uniforme: varía según la compañía, la temporada, la demanda y el tipo de viaje. Para reducir o evitar el suplemento, las recomendaciones habituales son: buscar agencias especializadas en viajes para singles que gestionen la búsqueda de compañeros de habitación; reservar en temporada baja o en ofertas de última hora; o elegir cruceros y alojamientos que ofrezcan camarotes o habitaciones individuales sin recargo.

Cómo minimizar el impacto de la tasa single

Aunque la tasa single está arraigada en prácticas comerciales, existen estrategias para minimizar su impacto:

  • Comparar y negociar: buscar ofertas específicas para personas que viajan solas, comparar pólizas y negociar condiciones en hipotecas y seguros puede reducir recargos.
  • Productos especializados: recurrir a agencias y proveedores que ofrezcan soluciones para singles (viajes, seguros, viviendas compartidas) ayuda a evitar suplementos innecesarios.
  • Aprovechar la temporalidad: reservar en temporada baja o en promociones puntuales suele rebajar o eliminar suplementos en viajes y servicios turísticos.
  • Compartir gastos: en vivienda, la opción de compartir piso o buscar fórmulas de cohabitación puede mejorar la relación coste/beneficio frente a vivir en solitario.