"Desinfluencing": cómo saber si es cierto el contenido en redes sociales sobre productos que no debes comprar

¿Cómo saber si quienes nos dicen “no lo compres” también están siendo honestos?
Desinfluencers, los perfiles que destapan a las marcas que intentan que compres de manera compulsiva
¿De verdad necesitas esa crema facial de 80 euros o ese gadget milagroso que todos promocionan en TikTok? Tal vez no. Y eso es exactamente lo que cientos de creadores de contenido están diciendo alto y claro. Lejos del típico discurso aspiracional del marketing de influencers, ha emergido una nueva tendencia: el desinfluencing. ¿Pero cómo saber si quienes nos dicen “no lo compres” también están siendo honestos?
Desde su aparición a comienzos de 2023, el hashtag #deinfluencing ha explotado en plataformas como TikTok, acumulando más de 487 millones de visualizaciones, según Comscore. Esta tendencia consiste, precisamente, en lo contrario de influir para comprar: los desinfluencers comparten productos que no recomiendan, que consideran innecesarios, decepcionantes o sobrevalorados.
Muchos de estos contenidos se enmarcan en contextos de crítica al consumo impulsivo y a la cultura de la compra por compra. Son vídeos en los que, lejos de promocionar una marca, el creador dice abiertamente: “Esto no lo necesitas”, “no vale lo que cuesta” o directamente “no lo compres”.
¿Anticonsumo o rebranding de lo mismo?
Pero no todo es tan transparente como parece. Algunos expertos advierten que el desinfluencing puede ser un simple lavado de cara de la industria del marketing de contenido. En lugar de decirte lo que sí comprar, ahora te dicen lo que no, pero muchas veces solo como paso previo para recomendarte “la alternativa buena”. El ciclo sigue, pero disfrazado de escepticismo.
Esto lo confirman también sitios especializados en estrategias de contenido como Dayvo, que destacan cómo muchos desinfluencers ofrecen alternativas “más baratas”, “más sostenibles” o con “mejores resultados”, pero sin renunciar del todo al juego comercial. Es decir, dejan de venderte el producto de moda, pero te proponen otro, y muchas veces con enlaces de afiliación o como colaboración comercial, lo que supone un conflicto de intereses importante, ya que la duda de si están recomendando por su propio bien es completamente lícita para estos casos.
Más allá de modas pasajeras, el desinfluencing también refleja un cambio cultural entre los usuarios más jóvenes. Esta corriente representa el deseo de recuperar el control frente a un ecosistema digital que empuja al consumo constante.
Muchos centennials y millennials han comenzado a desconfiar de las recomendaciones patrocinadas y buscan voces más honestas, aunque contradictoriamente estas también formen parte de una estrategia de posicionamiento. La idea del “no necesito esto” gana peso frente al viejo mantra de “cómpralo antes de que se agote”.

Señales para identificar un buen desinfluencer
El hecho de que un vídeo viral diga que un producto “cuesta más de lo que vale” no es prueba suficiente de su objetividad. ¿Qué herramientas tenemos entonces para distinguir un contenido sincero de una opinión instrumentalizada? Para ello hay que fijarse en los factores que afectan a la percepción de credibilidad en redes sociales. Hablamos de elementos como la transparencia publicitaria real, más allá de usar o no el hashtag #ad. También es importante ser conscientes de la experiencia y competencia percibida del creador en ese nicho (cosmética, tecnología, salud…), o que haya una auto-presentación coherente, sin contradicciones entre lo que se muestra y lo que se promueve.
Los mismos influencers reconocen que la transparencia es clave para no perder la confianza de su audiencia. Cuando un creador explica por qué no recomienda algo, si además justifica su experiencia personal, muestra pruebas o compara con otros productos, la credibilidad crece. Si simplemente repite frases como “esto no sirve” sin más, es razonable llegar a desconfiar de su testimonio y afirmaciones.
Además, según las recomendaciones de OCU, conviene comprobar si el creador muestra claramente si hay o no interés económico detrás de sus opiniones, aporta evidencia o experiencia real con el producto, y que no cambie constantemente de opinión según la tendencia o marca.
Ni todo lo viral es fiable, ni todo lo crítico es independiente
El desinfluencing puede ser una herramienta de lo más poderosa para fomentar un consumo más consciente, pero también puede servir para disfrazar nuevas formas de recomendación interesada. Que alguien diga “no lo compres” no es sinónimo automático de objetividad, especialmente en un ecosistema donde cada visualización cuenta, ya sea para vender… o para no vender.
Por eso, la próxima vez que alguien en TikTok te diga qué no deberías comprar, hazte estas preguntas: ¿Te está ofreciendo una alternativa? ¿Está siendo transparente con sus intereses? ¿Tiene experiencia con ese producto? ¿Ha explicado por qué no funciona? Y, sobre todo, ¿quién gana si tú decides no comprar?
