Patricia Ramírez, psicóloga: "Hay un momento perfecto para que los padres pidan perdón a sus hijos"

La autora, en una foto de la editorial. Foto cedida por la editorial
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¿Qué puedes hacer para que tus hijos sean buenas personas? ¿A qué nos referimos cuando deseamos que nuestros hijos, alumnos y amigos sean personas de éxito? ¿A tener muchas riquezas, fama y likes, o a ser capaces de construir relaciones sólidas y positivas, con una autoestima sana y con la honestidad, bondad, esperanza y justicia como carta de presentación? ¿Qué legado como padres o maestros deseamos dejar en nuestros hijos? La huella que dejemos en ellos será el punto de mira que marquen en el horizonte para aspirar a una vida con sentido.

La psicóloga Patricia Ramírez, más conocida en redes sociales como Patri Psicóloga, habla de ello en un nuevo libro muy distinto a los anteriores: en este habla de valores y está 100% enfocado en las familias. Como ella misma cuenta a Informativos Telecinco, es un libro didáctico que se puede usar como los juegos de mesa y que pretende generar debate y conversación en casa.

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"El libro es fruto de trabajo con Perico Herráiz, que es delegado de Cooperación Internacional en el Área Territorial de Aragón. A los dos nos preocupaba mucho la pérdida de valores. Nosotros pensamos que educando a nuestros hijos y nuestras hijas desde pequeños en valores conseguiremos tener una sociedad con más amor y más bondad. Vivimos en una sociedad que mira mucho el individualismo, que es competitiva y creemos que una manera de convertirnos en buenas personas es tener interiorizamos estos valores", señala.

Pero, ¿qué es ser buena persona? "Yo creo que una buena persona es aquella que hace intencionadamente el bien, no solo la que evita el mal. Porque tú puedes intentar no hacer cosas que hieran a otras personas, pero una buena persona no es solamente la que deja de hacer cosas que dañan a otros, sino la que intencionadamente hace el bien. Es querer ser respetuoso, querer ser amable, querer ser servicial. Pero ojo, respetando tus límites y tiempo, no se trata de convertirnos en alguien servil, sino asumiendo nuestra parte de responsabilidad en el mundo, eso implica ser responsable con el medioambiente, con tus compañeros de clase, de trabajo, con tu familia, e implica también defender lo que es justo".

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Enseñar a nuestros hijos a ser buenas personas con 12 valores

En el libro '¡Soy una buena persona!' (editorial Beascoa), la autora comparte, con una serie de viñetas realizadas por la ilustradora Candela Ferrández, 12 valores primordiales para inculcar el ser buenas personas a nuestros hijos. Cada valor presenta unos dilemas y unas posibles dudas que se resuelven en familia. ¿Cuáles son los que han querido resaltar? El respeto, la generosidad, el amor, la justicia, el esfuerzo, la responsabilidad, la gratitud, la paciencia, la compasión, el perdón, la bondad y la esperanza.

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Algunos de los que resuenan más en este momento son valores como el respeto o la paciencia. ¿Son los niños y adolescentes menos pacientes que antes? "Vivimos en un mundo donde muchos padres para disponer de un tiempo, dejan los móviles o tablets a sus hijos. La tecnología nos lleva a convertirnos en personas que no prestan atención porque todo lo que ocurre en el teléfono va rápido… Si no cultivamos la paciencia en casa, les enseñamos a guardar turno, a esperar el regalo de cumpleaños, a que si no necesitan de forma inmediata algo tienen que esperar, les convertimos en personas impulsivas".

Un truco es, por ejemplo, tener una tortuga de juguete y ponerla en el coche, así podremos recordar que no hace falta correr, también en la mochila. "Las tortugas son animales que viven con calma, ¿y si nos parecemos un poquito más a ellas?", se preguntan en el libro.

Otro de los valores de los que hablan en el libro es el valor del perdón. Pero, eso sí, los padres también deben practicar en el ejemplo, pidiendo perdón cuando toque, explica. "Nuestros padres no solían pedir perdón porque no pensaban que estaban haciendo las cosas mal, y ahora no lo piden porque es muy duro hacerlo; es el reconocimiento de que la han fastidiado, que el malestar y las inseguridades que sienten sus hijos las han provocado ello. Y eso es durísimo. Pedir perdón no es ser de menos sino reconocer que sin querer has hecho daño a otra persona. Hay que pedir perdón cuando sabemos que nos hemos equivocado. Podemos pedir perdón sobre la marcha, o si sentimos que no hicimos las cosas bien en el pasado. Por ejemplo, ahora que nuestros hijos son adolescentes. Es un buen momento para hacerlo, eso reconforta mucho a quien escucha esas palabras, une mucho y puede ayudar a reparar un vínculo que puede estar dañado".  

En este sentido, el perdón también va asociado a saber poner límites cuando toca y reconocer cuáles son aquellas cosas que nos molestan y saber comunicarlas. "Si un amigo tuyo te dice 'vamos a gastarle una broma a otro' y tu sabes que no está bien, no tienes que participar en ella".

Yo creo que los padres repiten patrones que tuvieron ellos a sabiendas de que están mal porque no tienen tiempo de formarse en otras formas de educar

telecinco.es

Repetir los patrones de nuestros padres, el gran error

Para que nuestros hijos e hijas sean buenas personas, Patri Psicóloga, subraya que es necesario que aprendamos a validar y respetar sus opiniones, aunque sean distintas a las que habíamos planificado o a nuestras expectativas. "En casa tenemos que educar en ese debate, en escuchar sus opiniones aunque no nos gusten; en aceptar sus opiniones -siempre y cuando no crucen las líneas rojas, claro-, porque si no aceptamos a nuestros hijos, y solo los validamos y queremos cuando se comportan cómo nosotros queremos, llegarán ese estilo de comportamiento a los amigos y a las parejas que tengan". 

Diseñar las carreras de sus hijos, escogerles la ropa, la alimentación, decirles quienes tienen que ser sus amigos y quienes no, hacerles los deberes, la mochila o no dejarles que se equivoquen son algunos de los errores que comenten en la educación algunos padres; una manera de protegerlos, que termina desprotegiéndoles y no permitiendo que adquieran habilidades tan esenciales como la de solucionar sus propios problemas. ¿Por qué ocurre esto? "Yo creo que los padres repiten patrones que tuvieron ellos, del siglo XIX porque, a sabiendas de que están mal, porque no tienen tiempo de formarse en otras formas de educar".

Sobre esos patrones, ella los tiene muy claros. Habla por ejemplo, de la comparación entre hermanos con frases como "mira como tienes tu habitación, ¿has visto la de tu hermano? Aprende de él", o las etiquetas que ponemos a los niños, o los gritos. "Otro error común es el castigo. Cuando tu hijo no ha cumplido algo que habéis acordado y le quitas el móvil o le castigas con algo que no tiene nada que ver con el error que se ha cometido, no hay aprendizaje. Eso luego lo utilizan cuando son más mayores, por ejemplo, con sus parejas, que las dejan de hablar tres días porque han hecho algo que no les gusta".

Hay un patrón habitual de la educación de las generaciones anteriores que es el de solucionar los problemas a los hijos. "Si tu hijo se ha olvidado la mochila de deporte en el cole, pues mañana tendrá que ponerse la ropa sudada del día anterior; o si se ha olvidado los deberes, mañana le tendrá que decir a la maestra que se le han olvidado los deberes, y aprender las consecuencias. La única manera de que aprendan de sus sus errores es permitiéndoles que se equivoquen y asumiendo las consecuencias, porque sino no sabrán desarrollar habilidades de solución de problemas en su vida que es muy importante".

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