La adolescencia, ¿por qué es un factor de riesgo para la salud mental?

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La adolescencia es una etapa de alto riesgo para la salud mental. Freepik
  • La adolescencia es una de las etapas más complicadas, en ella se inician más del 50% de los trastornos mentales

  • Factores como el acoso escolar, la presión académica y la falta de sueño contribuyen al deterioro de la salud mental en los adolescentes

  • ¿Por qué los adolescentes sufren tantos cambios de humor?

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MadridLa adolescencia es una etapa donde se viven profundos cambios físicos, emocionales y sociales. Esta etapa supone la adquisición de una identidad personal y social. También se comienza a crear un estilo de vida propio y a dotarse de un sistema de valores. Durante este periodo, la salud mental puede verse comprometida, y las cifras en España lo reflejan.

En España, distintos estudios han alertado sobre el aumento de problemas de salud mental entre los adolescentes. Según un informe de UNICEF España de 2024, el 40% de los jóvenes presenta problemas más o menos serios de salud mental, y más del 50% de los trastornos graves en la vida adulta se inician en esta etapa.

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Cambios hormonales y neurológicos: una base inestable

Desde el punto de vista biológico, durante la adolescencia el cerebro atraviesa una reestructuración que puede afectar directamente la regulación emocional, la toma de decisiones y el control de impulsos. El desarrollo del córtex prefrontal, encargado de estas funciones, no se completa hasta bien entrada la veintena. A la vez, regiones más primitivas del cerebro como son la amígdala, relacionadas con las emociones y la reactividad, actúan con mayor intensidad.

Este desequilibrio que se produce, puede explicar la mayor impulsividad, la sensibilidad emocional y las reacciones extremas que suelen caracterizar a esta etapa. Si además, se le suma una falta de comprensión o de estrategias de gestión emocional, el adolescente puede sentirse desbordado y puede favorecer la aparición de ansiedad, ira descontrolada, aislamiento social o síntomas depresivos.

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Factores sociales y educativos: presión y comparación constante

Otro de los elementos más estresantes en la adolescencia es la presión académica. En el sistema educativo español, los adolescentes deben tomar decisiones importantes sobre su futuro profesional en plena transformación emocional. La exigencia de obtener buenas notas para poder acceder a la carrera y a la universidad que desean genera una tensión añadida. Según una encuesta realizada por la Fundación ANAR, el 65% de los adolescentes afirma sentirse agobiado por las expectativas académicas.

Otro factor relevante es el peso de las redes sociales. Las plataformas sociales como Instagram o Tiktok han sustituido en gran medida a las interacciones sociales tradicionales. Aunque pueden ser, en ocasiones, espacios de creatividad y conexión, también son el caldo de cultivo perfecto para la comparación constante, la búsqueda de validación externa y el miedo a la exclusión. La sobreexposición que sufren los adolescentes a ideales de belleza, estilo de vida o éxito inalcanzables puede hacer que el autoestima de los adolescentes se deteriore, haciéndolos mucho más vulnerables a sufrir ansiedad, depresión o trastornos de la conducta alimentaria.

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El impacto del acoso

El bullying continúa siendo uno de los más grandes enemigos de la salud mental de los adolescentes. El acoso escolar, tanto presencial como digital, tiene el poder de provocar efectos devastadores como el aislamiento, sentimiento de inferioridad, abandono escolar e incluso, pensamientos suicidas.

El ciberacoso también ha agravado esta situación, ya que el bullying no termina al salir del aula, sino que puede ser una constante a través de redes sociales o mensajería. Para poder combatir esta situación, es fundamental una intervención conjunta de familias, profesorado y comunidad educativa con especial atención a cualquier signo de alerta temprana.

La falta de sueño

La higiene del sueño es otro pilar fundamental que a menudo se ve afectado durante la adolescencia. Los cambios hormonales que sufren pueden hacer que tiendan a dormir más tarde, pero los horarios escolares no se adaptan a este nuevo ritmo biológico. Según la Sociedad Española de Neurología, 8 de cada 10 adolescentes duermen menos de las 8-10 horas recomendadas. Esta falta de sueño puede afectar a su capacidad de concentración, al estado de ánimo, la regulación emocional y también, puede aumentar el riesgo de sufrir trastornos mentales graves.

Además, hay que sumarle el uso excesivo de dispositivos electrónicos antes de dormir. El uso del móvil en la cama y el hábito de revisar las redes sociales son acciones bastante comunes que pueden hacer que descansar correctamente sea más complicado.

La importancia del entorno familiar y escolar

Los adolescentes necesitan un entorno que combine afecto, límites y comprensión. Un hogar donde exista una escucha activa, comunicación abierta y se respeten sus procesos emocionales. Esto puede ser un factor protector clave frente al desarrollo de trastornos mentales. Además, el entorno escolar también debe ser seguro, inclusivo y respetuoso con la diversidad de ritmos y necesidades.

En muchas ocasiones, los adolescentes no cuentan con las herramientas para ser capaces de identificar solos lo que les pasa ni tampoco para pedir ayuda. Por esto, es esencial que los padres, madres y docentes estén atentos a cualquier señal que se produzca como cambios bruscos de comportamiento, aislamiento, apatía, descenso en el rendimiento escolar, irritabilidad o comentarios autodestructivos.