Educación

Actividades durante el verano que potencian el desarrollo cognitivo según la ciencia

Leer, explorar la naturaleza o jugar en familia son actividades esenciales
Leer, explorar la naturaleza o jugar en familia son actividades esenciales. Freepik
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MadridLas vacaciones de verano suelen ser el momento de descansar, disfrutar del ocio y la desconexión de las rutinas escolares. Sin embargo, para muchos niños y adolescentes, este periodo prolongado sin estímulos académicos puede suponer una pérdida de aprendizajes importantes. A este fenómeno se le llama “deslizamiento del verano” o summer slide. Ha sido documentado por numerosos estudios como una disminución significativa del rendimiento en áreas clave como la lectura y las matemáticas. No es algo alarmante pero, aunque el descanso es fundamental, el verano también puede ser una etapa estupenda para reforzar, mantener y desarrollar habilidades cognitivas de forma lúdica y natural.

Muchos padres se preguntan cómo pueden hacerlo sin que el verano se convierta en una prolongación del curso escolar. ¿Se puede fomentar el desarrollo intelectual sin recurrir a clases extra o a las tareas tradicionales? La respuesta está siempre en el equilibrio. Según la evidencia científica más reciente, incorporar actividades significativas, creativas y motivadoras que puedan estimular el cerebro mientras que los niños juegan, exploran, leen o se mueven puede ser la solución. El objetivo no es imponer rutinas estrictas, es ofrecer oportunidades de aprendizaje auténtico adaptadas a los intereses y necesidades de cada niño o adolescente.

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Leer por placer: clave para el desarrollo del lenguaje y la comprensión

Fomentar la lectura voluntaria durante el verano es una de las actividades más eficaces para mantener y mejorar las habilidades lingüísticas. Según un informe publicado en la American Educational Research Association, los estudiantes que leen por gusto durante el verano pueden evitar el retroceso en comprensión lectora que experimentan sus compañeros que no lo hacen. La clave es dejarles escoger libros que les resulten atractivos y que estén adaptados a su nivel.

Además, leer habitualmente potencia la atención sostenida, el vocabulario y la memoria de trabajo. No se tienen que leer novelas o cuentos; cómics, revistas, libros ilustrados o incluso recetas de cocina pueden cumplir una función muy valiosa si despiertan la curiosidad del niño. Lo importante es conseguir mantener el hábito lector sin imponerlo.

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Para los más pequeños, la lectura compartida con adultos sigue siendo una herramienta fundamental. Narrar las historias en voz alta, comentar lo que pasa en el cuento o anticiparse a lo que puede pasar fomenta la comprensión profunda y la conexión emocional con el texto.

Explorar la naturaleza

El contacto habitual con la naturaleza no solo mejora el bienestar emocional, sino que también estimula funciones cognitivas como la planificación, la memoria y la autorregulación. Pasear por el campo, recolectar elementos naturales o simplemente jugar al aire libre mejora la atención y reduce el estrés cognitivo acumulado durante el curso escolar.

Además, el entorno natural ofrece oportunidades únicas de aprendizaje autónomo. Identificar especies de plantas, seguir huellas de animales o trazar rutas en un mapa son actividades que desarrollan habilidades espaciales, científicas y de resolución de problemas. También está directamente relacionado con el desarrollo de la creatividad y la flexibilidad mental.

Las experiencias sensoriales al aire libre también potencian el desarrollo del cerebro infantil. El olor a campo, las diferentes texturas y sonidos activan áreas cerebrales relacionadas con la percepción y la integración sensorial.

Juegos de mesa y cartas: estrategia y atención

Lejos de ser solo una forma de entretenimiento, muchos juegos de mesa tienen un impacto directo en las funciones ejecutivas: aquellas habilidades cognitivas que permiten planificar, inhibir impulsos, resolver problemas y tomar decisiones. Juegos como el UNO, el dominó, el Dixit o el Quien es quien favorecen el razonamiento lógico, la memoria de trabajo y la toma de turnos.

Los juegos que implican normas flexibles, cambio de estrategias, atención sostenida y colaboración están altamente recomendados por psicólogos educativos y terapeutas ocupacionales. Además, muchos de estos juegos ayudan a desarrollar la tolerancia a la frustración, el pensamiento estratégico y la empatía.

Actividades artísticas para estimular la creatividad

Pintar, modelar con arcilla, tocar un instrumento, bailar o escribir pequeñas historias son actividades que activan diferentes áreas del cerebro simultáneamente, mejorando la conectividad neuronal. La práctica regular de actividades artísticas mejora el pensamiento divergente, la concentración, la autorregulación emocional y la capacidad de abstracción.

El arte también funciona como una herramienta de expresión emocional, permitiendo a los niños procesar experiencias, frustraciones o alegrías de forma simbólica, y se relaciona de manera estrecha con una mayor autoestima, mejor regulación conductual y desarrollo de habilidades sociales.

Microaprendizajes digitales

A pesar de que durante el verano es recomendable limitar el tiempo frente a las pantallas, existen aplicaciones educativas y plataformas digitales que pueden ser aliadas para el aprendizaje breve, frecuente y motivador. Esta es una forma de aprendizaje que se conoce como microlearning, consiste en sesiones cortas y específicas que refuerzan conceptos clave sin sobrecargar la memoria.

Lo fundamental es que al usarlo haya supervisión adulta para ****asegurarse de que los contenidos están adaptados a la edad del niño y fomentar una actitud activa ante la tecnología.