¿Harías lo que fuera por satisfacer a tu amor? Los fetiches y las filias son mas comunes de lo que se cree y los hay para todos los gustos que se puedan imaginar. En el mundo de la excitación, la meteorología y la naturaleza también entran en juego más de una vez. Te decimos nueve 'meteo' parafilias que podrían ayudarte a entender mejor a tus portenciales medias naranjas.
¿Harías lo que fuera por satisfacer a tu amor? Los fetiches y las filias son mas comunes de lo que se cree y los hay para todos los gustos que se puedan imaginar. En el mundo de la excitación, la meteorología y la naturaleza también entran en juego más de una vez. Te decimos nueve 'meteo' parafilias que podrían ayudarte a entender mejor a tus portenciales medias naranjas.
Aunque el término Fitofilia se extiende también a aquellas personas que sienten admiración por las verduras y las plantas, en general, el concepto se ha extendido también para los que tienen una conexión más sexual con ellos. Las personas con este fetiche adoran introducirse todo tipo de hortalizas en los genitales. En el caso de las mujeres, es habitual usar pepinos o plátanos. Para los hombres, se usan melones con un agujero. En cualquier caso, esta práctica sexual es peligrosa si los productos no son desinfectados como es debido.
Es un tipo de fetichismo que recoge a todas aquellas personas que les excita mantener relaciones sexuales bajo el agua, ya sea al sonido del grifo o en mar abierto. El término fue usado por primera vez por Phil Bolton, cuando a principios de los años 1990 creó la publicación 'Aquaphiles Journal', una revista on-line para los seguidores del erotismo submarino.
Si tu pareja se decanta por esta filia, lo vas a notar rápido. Estas personas no pueden estar en medio de un bosque sin necesitar intimidar. Se hallan cautivadas por por toda clase de árboles y plantas, llegando incluso a utilizarlas como un vibrador o un dildo, o solo con frotarse. Entre sus objetos de deseo se encuentran los trozos de tronco con un agujero para ellos, y las hortalizas con forma de pene para ellas, pero también usar las flores para acariciarse los genitales.
Opuestamente a los psicrofílicos, la estación preferida de estos es el verano. Un verano muy tórrido y caluroso. Un acto tan normalizado como tomar el sol en la toalla en un día de playa puede convertirse en un juego muy excitante para los fetichistas de la estrella más grande del Sistema Solar.
Es el amor irracional e inexplicable hacia la luz de los rayos, los sonidos de los truenos y relámpagos y el traqueteo de las gotas de lluvia en la ventana. Si tu 'affaire' se pone como una moto cuando empieza a llover es que su fetiche es el más 'meteo' de todos… y si la tormenta va acompañada de aparato eléctrico todavía más.
Una ola de calor en pleno verano es suficiente para estos fetichistas del sudor. Aunque los hay que no hacen ascos a ningún olor que proceda del ser humano, los sudorofílicos tienen especial tendencia por el sudor, por su aroma, por como sabe y por cómo se ve al caer por la frente de cualquiera. Se mete en el metro a hora punta, se apunta a gimnasios y saunas, o va a fiestas en discotecas para poder sentir el sudor ajeno… por no hablar del especial gusto que sienten al ver a cuerpos en bañador en la playa en agosto en su temporada alta.
El invierno es la estación favorita de este grupo. Los que tienen esta parafilia les pone tener la piel de gallina por culpa del frío, pero también ver cómo está pasando frío la otra persona. Es más, la estimulación sexual y el consecuente orgasmo vienen en función del frío que sientan. Felaciones con manos congeladas, hielos en los preliminares o montañas nevadas como escenario estrella para estos 'fílicos' del frío.
La excitación viene provocada por la oscuridad. Para este conjunto, las noches son su acompañante sexual más atrayente. Cuando cae el sol, los nictofílicos se convierten en licántropos y aúllan como si estuviesen en celo. Se refugian en la noche para sus asuntos más íntimos porque en la oscuridad hay más por descubrir y hay más lugar para la imaginación.
Es la excitación provocada por las serpientes. El placer sexual no se solventa con la copulación como tal, pero si se buscan otro tipo de relaciones sexuales con estos reptiles que no están aceptadas socialmente. Les gusta la tentación que representa la víbora y el temor que provoca una picadura de la misma.
