Al igual que la inestabilidad llega con una diferencia de temperaturas entre la superficie y las alturas, el viento, por su parte, se produce por la variación en las presiones. Es precisamente lo que está ocurriendo ahora mismo en nuestra península. Aquí se está librando una batalla que están notando sobre todo las regiones del valle del Ebro y del norte de Cataluña y Baleares.
Esta diferencia de presiones viene precedida, por un lado, por el enorme anticiclón en el Cantábrico y, por otro, por una borrasca que pulula por el Mediterráneo. La naturaleza de estos vientos es del noroeste en el valle del Ebro (también conocidos como cierzo), mientras que los de Cataluña y Baleares son de componente norte (frío).
Junto al viento, cuyas rachas están alcanzando valores superiores a los 80 km/h, también se están produciendo preocupantes situaciones a orillas de las costas del Mediterráneo. Por ejemplo, en Girona y Menorca están activados los avisos por olas de entre 5 y 6 metros de altura.
*Imagen: avisos activados por viento y fenómenos costeros este miércoles / Aemet
La buena noticia (sobre todo para los enemigos del viento) es que, tal y como ha informado la Aemet, las rachas irán amainando a partir del miércoles.
Un anticiclón que impide las lluvias
Además de producir vientos por la fricción con las bajas presiones, la presencia del anticiclón impide, por otro lado, la entrada de precipitaciones. Esta situación se conoce como 'bloqueo anticiclónico' y es bastante más común en épocas como el verano.
Actualmente se trata de una situación anómala, sobre todo teniendo en cuenta que el otoño, al igual que la primavera, es una de las estaciones más lluviosas del año. En principio se prevé que la situación se alargue hasta el domingo, según muestran los mapas facilitados a través de las redes sociales por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).