Aritz Monge, el policía de Eibar que salvó la vida a una niña de 2 años: "Fue un alivio verla respirar, estaba prácticamente muerta"
Socorrista y titulado como formador de primeros auxilios actuó rápido y salvó a la pequeña Muriel
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San SebastiánEl pasado sábado 21 de junio, Eibar estaba inmersa en sus fiestas y “había mucho trabajo”. Al agente Aritz Monge solo le faltaba media hora para terminar su turno y agotaba su jornada en la comisaría de la Policía Municipal sin imaginar que aún tendría que enfrentarse a la parte más dura de su jornada: salvar la vida a Muriel, una niña de dos años “inconsciente y que no respiraba”. Una historia con final feliz y que este policía guipuzcoano difícilmente podrá olvidar. Recientemente, una auxiliar clínica guipuzcoana, con discapacidad visual, salvó la vida de un bebé durante un vuelo.
A última hora de la tarde del sábado, un chico entró en dependencias policiales y les alertó de que una niña se había caído mientras jugaba en un parque cercano y estaba sin conocimiento. Solo unos segundos después, Aritz escuchó “la traen aquí, la traen aquí”, y angustiosos gritos que le hicieron salir. A principios de año, Alejandro Guardado, un policía nacional de Irun salvó la vida de Ágata de solos 13 meses.
En el exterior, el policía encontró a una madre con una niña pequeña en brazos, “prácticamente muerta”. La bebé tenía síntomas evidentes de asfixia con “los labios morados e inconsciente”. Aritz no se lo pensó, tenía que hacer algo y rápido. A pesar de que “en ese momento la información que me llegaba era caótica”, sospechó que tal vez podría estar asfixiándose con su propia lengua, así que cogió a la pequeña de 22 meses, la volteó y “le di varios golpes en la espalda hasta que noté que el pecho empezaba a subir y bajar”, relata.
"Se me hizo eterno"
Casi en el mismo instante, le invadió una sensación de “alivio” que no evitó que el momento, hasta que llegó la ambulancia, se le hiciera “eterno” y eso, que reconoce que fue todo “bastante rápido”. A sus 44 años y con experiencia como socorrista y titulado como formador de primeros auxilios, Aritz ya había puesto en práctica sus conocimientos en otras situaciones de emergencia, “aunque desde luego no tan tensas como esta”, admite.
Su actuación le salvó la vida a Muriel y le ha valido la gratitud eterna de su familia y los elogios de compañeros, “porque a veces parece que solo estamos para poner multas”, protesta y añade “somos profesionales preparados y se puede confiar en nosotros”.
Esta historia no acaba con el traslado al hospital de la pequeña viva, gracias a los primeros auxilios practicados por Aritz Monge. El vínculo que se estableció entre víctima y rescatador, hizo que el policía llamara a la familia solo unas horas más tarde, el domingo: “Me dijeron que estaba bien, pero que seguían evaluando en el hospital las causas de lo ocurrido y sobre todo, las posibles secuelas derivadas de haber permanecido sin oxígeno”. La madre que, en un primer momento, se bloqueó al verse desbordada por el estado en el que estaba su hija, le reconoció que “no sabía qué hubiera pasado si no llego a ayudarles” y “me ha hecho hasta un regalo”, cuenta el agente, convertido ya para siempre en quien le salvó la vida a la pequeña Muriel.
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