Hallan 'químicos eternos' en la sangre de niños de dos comarcas guipuzcoanas: "Están en el agua que bebemos y en el aire que respiramos"

Una niña juega en un parque.. Europa press
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San SebastiánPor la sangre de los menores guipuzcoanos de las comarcas del Urola y Goierri, circulan ‘químicos eternos’, sobrenombre con el que se conocen las sustancias PFAS, químicos sintéticos que se emplean por sus propiedades antiadherentes en numerosos productos de uso doméstico: desde el teflón de las sartenes, a cosméticos, envases de comidas como las cajas de pizza, pinturas, productos de limpieza o alfombras. "Son muchísimos los compuestos que hay de este tipo y se pueden relacionar con problemas de desarrollo en la infancia", explica Néstor Etxebarria, uno de los coautores del estudio.

Se acumulan en el medioambiente y en el cuerpo y pueden permanecer intactos, sin degradarse, durante mucho tiempo. El descubrimiento lo ha hecho la universidad pública vasca EHU, en colaboración con Biogipuzkoa y Salud Pública. "La población infantil es la que es más vulnerable", advierte este investigador que indica que la idea es "ver como la presencia de estos compuestos en el medioambiente, en el agua que bebemos, en el aire que respiramos se acumula en el organismo y este podría explicar algún tipo de problema de desarrollo en los niños y niñas tras una exposición prologada".

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A pesar de que existe el peligro de que estas sustancias, con el tiempo, se acumulen en el organismo y puedan suponer un riesgo para la salud, asociándose a desequilibrios en el sistema endocrino, afecciones en el hígado, aumento del colesterol e incluso, cáncer de riñón o de testículos, entre otros. Lo cierto, es que los responsables de este estudio hacen un llamamiento a la calma porque descartan un riesgo inminente para la salud, aunque recomiendan un seguimiento mayor para controlar la exposición y sus consecuencias. Además, insisten en que se deben realizar más estudios sobre la toxicidad de los PFAS más recientes, cuyo riesgo aún se desconoce.

Disminuye con la edad

Los investigadores analizaron las muestras de sangre de 315 menores de Goierri y Urola, recogidas entre 2011 y 2022. "Hemos desarrollado dos técnicas analíticas para cuantificarlos tanto en plasma de niños como en agua potable", puntualiza otra de las coautoras, Anne San Román.

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El análisis del plasma a los 4, a los 8 y a los 14 años ha permitido comprobar que la concentración disminuye con la edad. Los autores consideran preocupante que haya tantas sustancias PFAS en la sangre de estos pequeños guipuzcoanos, aunque admiten que es difícil valorar los niveles detectados en organismos porque carecen de estudios que definan los límites seguros. Insisten en la importancia de hacer más estudios en seres humanos, ya que, actualmente, las investigaciones se han realizado sobre todo en animales.

Los PFAS, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, son una gran familia de químicos fabricados por el hombre que abarca más de 4.000 diferentes, y que "están de forma ubicua en todas partes", añade Anne San Román.

Dónde se pueden encontrar las PFAS

Los PFAS se pueden encontrar aquí:

  • Alimentos envasados en materiales que contienen PFAS, procesados con equipo que utilizó PFAS, o cultivados en tierra o con agua, contaminados con PFAS.
  • Productos domésticos comerciales, como telas repelentes de manchas y agua, productos antiadherentes (como Teflón), compuestos para pulir, ceras, pinturas, productos de limpieza y espumas para combatir incendios (una importante fuente de contaminación del agua subterránea en los aeropuertos y bases militares donde se realiza el entrenamiento para combatir incendios).
  • Lugares de trabajo, como plantas de producción o industrias (por ej., cromados, fabricación de productos electrónicos o recuperación de petróleo) que utilizan PFAS.
  • Agua potable, comúnmente localizada y asociada con una planta específica (por ej., fabricante, relleno sanitario, planta de tratamiento de aguas residuales, centro de entrenamiento para bomberos).
  • Organismos vivos, como peces, animales y seres humanos, donde las PFAS pueden acumularse y persistir con el paso del tiempo.