El Banco Central Europeo condicionará sus inversiones al cumplimiento de criterios medioambientales

  • Lagarde deja fuera del plan, según fuentes comunitarias porque no había consenso en el BCE, la idea de que los bancos que financien energías renovables puedan acceder a préstamos del BCE en mejores condiciones que aquellos que no lo hagan

  • El instituto emisor del euro anunció este lunes que a partir de octubre condicionará la reinversión de los 386.000 millones que tiene invertidos en bonos corporativos al cumplimiento de criterios medioambientales

La potencia de fuego del Banco Central Europeo (BCE) puede hacer más por la transición energética y el cumplimiento de los objetivos medioambientales europeos, piensan en la torre de Frankfurt, que decenas de directivas de eficiencia energética o reciclaje. Con esa idea en mente, el BCE se pondrá la chaqueta verde a partir de octubre.

El instituto emisor del euro anunció este lunes que a partir de octubre condicionará la reinversión de los 386.000 millones que tiene invertidos en bonos corporativos al cumplimiento de criterios medioambientales. Tardará años hasta que haya reinvertido esa cantidad, pues lo irá haciendo según venzan las inversiones actuales, pero su decisión afectará a la banca en general, que deberá seguir sus criterios si quiere tener la cobertura de Frankfurt en caso de problemas.

El cambio en el BCE significa que a partir de ahora, cuando venzan inversiones en curso, reinvertirá ese dinero sólo en bonos de empresas que cumplan una serie de requisitos medioambientales. Además, sólo aceptará colateral (las garantías que presentan los bancos ante el BCE para tomar dinero prestado) que cumpla esos criterios. Y serán muchas las empresas y bancos que deban cambiar el chip porque el BCE calcula que hasta el 63% de sus inversiones actuales en bonos empresariales son de sectores muy contaminantes: energía en general o automotriz.

El plan de Lagarde se hará en tres etapas. En octubre de este año entrará en vigor el nuevo plan de compra de bonos corporativos. El BCE mirará tres criterios: el nivel de emisiones de CO2 de la empresa en cuestión, sus objetivos de reducción de emisiones y cómo los cumple, y la transparencia a la hora de informar de sus emisiones. Antes de finales de 2024, en poco más de dos años, dará el segundo paso. A partir de esa fecha dejará de aceptar como colateral activos que no cumplan esos criterios medioambientales. Afectaría en principio a 75.000 millones de euros.

A partir de 2026, en cuatro años, llegaría el tercer paso. El BCE no volverá a aceptar a partir de esa fecha colateral de empresas o bancos que no apliquen la directiva europea de Publicación de Informaciones No-Financieras, donde se incluyen las emisiones contaminantes de la sociedad en cuestión.

La decisión no se toma de un día para otro. La francesa Christine Lagarde, presidenta del BCE, había puesto en marcha estudios al respecto desde que llegó al cargo a finales de 2019. Más de dos años y medio después da el paso. En julio de 2021, cuando publicó su revisión estratégica, ya había apuntado que quería “integrar las consideraciones del cambio climático en la política monetaria”. 

Lagarde dijo este lunes que con esta decisión “transformamos nuestro compromiso de lucha contra el cambio climático en acciones reales. Las organizaciones ecologistas aplaudieron la decisión aunque querían que fuera más ambiciosa y que se implantara más rápido.

Lagarde deja fuera del plan, según fuentes comunitarias porque no había consenso en el BCE, la idea de que los bancos que financien energías renovables puedan acceder a préstamos del BCE en mejores condiciones que aquellos que no lo hagan. También rechazó la idea, porque va contra la prohibición de financiar directamente a los gobiernos que recogen los tratados europeos, de que el BCE financie directamente las inversiones en energías verdes.

El Bundesbank no consigue bloquear el nuevo plan de Lagarde contra la prima de riesgo

Las tradiciones bonitas son las que se cumplen siempre y en el pódium de tradiciones europeas debería estar siempre la del Bundesbank oponiéndose a los programas de compra de deuda del Banco Central Europeo. 

En 2022 no podía ser distinto y Joachim Nagel, presidente del Bundesbank, ya hizo saber, a través de una filtración de su entorno a la agencia Reuters, que se opuso en la reunión de junio al plan de Lagarde para seguir comprando deuda de países con la prima de riesgo más alta, un programa que lleva clavada la bandera italiana en la frente y que ayudará también a las emisiones de deuda del Tesoro español.

A pesar de la negativa de Nagel, Lagarde siguió adelante con el plan. Que la francesa no frenara y lo hiciera público pese al rechazo expresado por el alemán muestra que este se quedó en minoría. Dos supuestos “halcones”, dos hombres que debían apoyar a Nagel (el belga Pierre Wunsch y el holandés Klaas Knot), ya hablaron en público a favor del plan de Lagarde. Para ellos ahora mismo hay que compaginar el control de precios con evitar la fragmentación de la Eurozona, el eufemismo para hablar de los diferencias en las primas de riesgo.

Después de que su entorno hablara con los medios, Nagel dijo este lunes que el plan de Lagarde sólo debería ponerse en marcha en caso de producirse circunstancias excepcionales y que debería tener unas condiciones y unos plazos predefinidos. El alemán dijo: “Advertiré contra la utilización de instrumentos de política monetaria para limitar las primas de riesgo porque es imposible en la práctica establecer con certidumbre si un diferencial está justificado o no”.

Las fuentes de Nagel a Reuters dijeron que el alemán dijo a Lagarde que debería centrarse en la misión principal del BCE, el control de la inflación. Los tratados europeos ponen al BCE dos deberes principales: controlar la inflación y mantener la estabilidad financiera de la Eurozona. El Bundesbank siempre dio más peso a la primera pata mientras el BCE, desde los tiempos de Draghi, intenta equilibrarlas para que la mesa no le cojee.