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Corea del Sur sigue conmocionada por la estampida que se ha cobrado la vida de 153 personas durante las celebraciones de Halloween. 500 efectivos investigan qué es lo que pudo pasar mientras muchos testigos narran el infierno que vivieron. Entre los testigos está Natalia, una estudiante española que aún sigue en shock por lo ocurrido.
Natalia narra cómo la gente pedía desesperada ayuda: "Empezaron a entrar a los restaurantes a preguntar quién podía hacer primeros auxilios y muchas de nosotras salimos a ayudar", explica.
Esta estudiante española revive una y otra vez cómo intentó reanimar a las víctimas de la avalancha: "La gente no podía respirar, a mucha gente la pisotearon", comparte.
Desgraciadamente, cinco personas se murieron en sus brazos: "Fue algo muy duro", lamenta la joven española.
Lidia, otra española de vacaciones en Seúl, cuenta que ella misma fue una de las atrapadas. Mientras ella lograba escapar, en el otro lado de la calle hasta seis capas de jóvenes caídos en el suelo luchaban por salir.
Entre los más de 150 muertos no hay españoles. Muchos tuvieron suerte, como Sara, que se libró de la avalancha porque su amiga quiso cenar antes de entrar en una de estas discotecas.
El callejón donde ocurrió la tragedia está en pendiente y mide tan sólo 4 metros de ancho. Varios jóvenes cayeron en la parte superior y arrastraron a los que estaban debajo.
Los testigos creen las causas de esta tragedia fueron varias: la suma de peleas, mucho alcohol, poca policía y demasiada gente.
En total, 45 personas perdieron la vida en los primeros minutos de la tragedia y sus cuerpos han sido trasladados temporalmente al gimnasio de Wonhyo y después llevados a la morgue del Hospital Universitario de Soonchunhyang, en Yongsan.
Al menos 143 vehículos de emergencias entre ambulancias y camiones de Bomberos fueron enviados al lugar junto con 848 profesionales rescatistas. Según la agencia coreana Yonhap, estos efectivos llevaron a cabo el trabajo de búsqueda hasta las 3.00 horas de la madrugada.
La Policía había informado previamente de que esperaba una gran concentración de unas 100.000 personas en la fiesta de Halloween en la que ha ocurrido la tragedia. Los agentes procedieron a cerrar todos los bares y restaurantes cercanos al lugar del accidente desde las 1.00 horas.