La promesa de Trump de recortar el gasto en Ucrania y Gaza contrasta con una política exterior marcada por más presencia militar

Imagen archivo Donal Trump en uno de sus discursos. Informativos Telecinco
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Estados Unidos vuelve a estar implicado en nuevos escenarios de conflicto internacional, hoy ha sido Venezuela; la semana pasada, Nigeria. Una sucesión de intervenciones que contrasta con uno de los principales compromisos con los que Donald Trump regresó a la Casa Blanca a comienzos de año con la promesa de lograr la paz mundial y sacar al país de las guerras abiertas.

La contradicción no es nueva. Donald Trump hizo de la retirada de conflictos internacionales una de sus grandes bazas electorales, asegurando que Estados Unidos dejaría de gastar miles de millones de dólares en escenarios como Ucrania o Gaza. Incluso en su discurso inaugural, hace menos de un año, insistía en esa idea:

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“Mi legado más orgulloso será el de ser un pacificador, nuestro éxito no se medirá solo por las batallas que ganemos, sino por las guerras que terminemos"

Sin embargo, los hechos posteriores dibujan un escenario muy distinto, el gasto militar de Estados Unidos se ha disparado y la paz prometida no ha llegado ni a Ucrania ni a Gaza. En este último caso, el alto el fuego se mantiene de forma extremadamente frágil, “prendido con alfileres”, según fuentes diplomáticas.

Tampoco se han resuelto las seis guerras que Trump asegura haber cerrado, algunas continúan de manera precaria y otras, directamente, nunca existieron como conflictos formales. A ello se suma la apertura de nuevos frentes: bombardeos sobre Irán, ataques contra objetivos del Estado Islámico en Nigeria y operaciones militares contra instalaciones terrestres en Alepo.

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Un balance que refuerza la imagen de un mundo lleno de contradicciones, y de un presidente cuya política exterior dista mucho de aquel legado pacificador que prometió al inicio de su mandato.