Dos adolescentes intentan decapitar a un hombre atacándolo 100 veces con una espada samurai

  • Los adolescentes han sido condenados a cadena perpetua

Dos adolescentes, Kiyran Earnshaw, de 18 años, y Luke Gaukroger, de 16, han sido condenados a cadena perpetua tras haber asesinado a un hombre acuchillándolo hasta 100 veces con una espada samurai con la que pretendían decapitarle en el condado de Yorkshire, al norte de Inglaterra.

Los jóvenes habían estado tomando pastillas y alcohol con unos amigos, después decidieron alejarse del centro de la ciudad y merodearon por los alrededores de la planta farmacéutica 'Thornton and Ros', en la localidad británica de en Huddersfield.

El supervisor de la compañía, Robert Wilson, de 53 años, les vio y salió a ver si les podía ayudar. Le acompañaban dos compañeros de trabajo, Paul Thewliss y John Badejo. Los adolescentes trataron de distraerles y dijeron que habían perdido su teléfono móvil. Les ayudaron, pero no había nada que buscar.

Tras esto, Earnshaw sacó de debajo del chándal una espada samurái azul de 50 centímetros y comenzó un "ataque frenético y sin sentido" contra Wilson. Más de 100 veces lo golpearon durante 10 minutos. Así quedó reflejado en la grabación de las cámaras de seguridad de la compañía. También quedaron grabadas las súplicas de Wilson para que detuvieran el ataque.

Badejo resultó gravemente herido cuando intentaba ayudar a su amigo y, tanto él como Thewliss, se vieron obligados a huir para salvar su vida. Durante el ataque Wilson llamó a la empresa de seguridad y en la llamada quedó registrada la voz de Gaukroger gritando "cógele la cabeza, quiero cortarle la cabeza, Kia quiero cortarle la cabeza".

Earnshaw le pasó la espada al adolescente después de darle múltiples golpes y patadas a Wilson. La pareja se detuvo en un momento para recuperar el aliento y rebuscar en los bolsillos del la víctima y le quitaron el abrigo. Después, ambos se agacharon hacia el cuerpo de la víctima e hicieron un esfuerzo común "para cortarle la cabeza", al no lograrlo apuñalaron conjuntamente la parte superior del cuerpo.

Los agentes fueron llamados a las instalaciones e informaron haber visto a uno de los dos "usando la espada en movimiento de sierra en la zona del cuello del fallecido como si tratara de separar la cabeza del cuerpo", según explica en una nota de prensa la West Yorkshire Police.

Ambos huyeron pero fueron rápidamente detenidos y se brindó atención médica a la víctima. Sin embargo, a pesar de esto, rápidamente se hizo evidente que ya no podría sobrevivir. Para detenerlos, utilizaron una Taser para inmovilizar a Earnshaw y un aerosol incapacitante para Gaukroger.

Earnshaw no podía hablar con claridad por los efectos del alcohol y las drogas y no sabía muy bien la razón por la que había sido detenido. De hecho, llegó a quejarse del acoso policial. Le dijo a los agentes que había tomado cocaína y el tranquilizante Xanax. Las pruebas de drogas revelaron que en realidad había tomado flualprazolam, una sustancia artificial similar a Xanax que produce somnolencia, confusión y desinhibición.

Ambos acusados admitieron haber asesinado a Wilson y haber causado graves daños corporales a su compañero Badejo. El juez condenó a Earnshaw y Gaukroger a cadena perpetua con penas mínimas de 22 y 16 años y ocho meses respectivamente.

Marc Bowes del Equipo de Investigación Mayor y Homicidios y Oficial Investigador Principal en el caso, dijo: "El asesinato del Sr. Wilson y el grave asalto al Sr. Badejo fueron delitos verdaderamente espantosos en lo que fue un incidente horrendo para la comunidad de Linthwaite. No es exagerado decir que el nivel de violencia utilizado por estos hombres en los ataques fue absolutamente bárbaro".

Añadió: "Nada puede alterar el trágico desenlace de esta noche, pero espero sinceramente que la familia de Robert, el Sr. Badejo y su familia en general, y todos los afectados por este incidente sin sentido, puedan sentirse reconfortados al ver a estas dos personas encarceladas por un largo período".

Elaine Wilson, la viuda del trabajador del turno de noche asesinado, dijo durante el juicio que se sintió enferma al recibir una carta de uno de los acusados diciendo que fue "la peor noche de mi vida y lo siento". De igual manera, agradece a los servicios de emergencia por sus esfuerzos para salvar la vida de su marido.