Mariyka, la joven de 19 años que creció perfectamente sana en Chernóbil

  • Es la única persona que nació en la vetada zona de exclusión

  • Pese al entorno contaminado, ella asegura que "está bien"

  • Chernóbil está de actualidad tras la serie homónima de HBO

Chernóbil ha vuelto a estar de actualidad más de 30 años después de lo sucedido. No es así, sin embargo, por novedades en el territorio, sino por la serie homónima recientemente estrenada y producida por HBO y Sky Atlantic. Entre todo el revuelo mediático causado por esta ficción, ha surgido una protagonista inesperada del desastre nuclear: Mariyka.

Cerca de cumplir su vigésimo cumpleaños, ella no es conocida por participar en la popular serie, sino que ha trascendido por ser la única persona criada en la zona de exclusión tras el desastre y encontrarse "bien", según sus propias palabras recogidas en el diario 'Sunday Express' por el corresponsal Will Stewart.

Un nacimiento envuelto en polémica

Mariyka nació en 1999, trece años después de la fatal explosión, en una zona cercana al reactor cuatro de la central nuclear, adentrada en la zona de exclusión. Pese a haber transcurrido tiempo desde el desastre nuclear, el hecho de que una niña fuera nacida y criada en la región fue objeto de gran controversia en la época.

Hija de Lydia Sovenko, por entonces mayor de la cuarentena, y Mikhail, uno de los bomberos que trabajó la noche de la explosión aquel 26 de abril de 1986, su nacimiento despertó el recelo de las autoridades ucranianas. Estas trataron de ocultar el suceso, pues había tenido lugar en una zona contaminada en la que no estaba prevista o permitid vida alguna.

Por aquel entonces, Lydia aseguró que las autoridades les estaban "amenazando y humillando" porque querían "forzarlos a abandonar su casa". Pese a las recomendaciones contrarias, ella decidió criar a Mariyka con alimentos como leche que provenía de una vaca que pastaba en pastos contaminados o peces de los ríos de la región.

Pronto comenzaron a esparcirse los rumores sobre supuestos problemas de salud de la niña, a los que su madre respondió con rotundidad. "Si la gente piensa que es una mutante o tiene dos cabezas, están bastante equivocados. Es una niña encantadora y está absolutamente sana por lo que podemos ver", aseguraba Lydia.

Sin embargo, la familia continuó viviendo allí pese a las críticas adversas. Desde los siete años, Mariyka tuvo que vivir a tiempo parcial fuera de Chernóbil para ir al colegio. Aún con todo, la niña sufría la soledad de vivir en una zona restringida a las visitas: "Ojalá hubiera otro niño aquí. le enseñaría mi casa y el pueblo, podríamos pasárnoslo realmente bien juntos", comentaba la niña al diario británico en 2006.

La vida de Mariyka casi 20 años después

Ahora, cuando la entonces niña ya está cerca de cumplir 20 años, se forma en educación superior y espera trabajar en el sector de la hostelería en un futuro, mientras ahora lo hace en un bar para pagar su formación.

Aunque no quiso pronunciarse sobre su pasado, afirmó: "estoy bien, estoy trabajando. Me hago cardo de mí misma, eso es todo". Ahora vive alejada de Chernóbil, aunque vuelve ocasionalmente para visitar a su madre, que todavía vive allí. Según una de sus amigas, "ser la única que ha nacido allí después de la explosión es bastante doloroso para ella. Lo ve como un estigma".

Muchos críticos siguen asegurando que la decisión de criar a Mariyka allí fue una irresponsabilidad, pues ella todavía podría sufrir alguna complicación de salud por ello. Sin embargo, últimamente en la zona se pueden ver síntomas de renacimiento de la fauna y la flora, mientras científicos aseguran que la población que siguió viviendo en dichas zonas de exclusión tras el incidente no parecen presentar síntomas de radiación.

En cambio, Lydia prefiere ver a su hija como "un símbolo del renacimiento de Chernóbil, un signo de que dios da su bendición para vivir aquí, y que la vida está volviendo a este lugar desgraciado".