Dimitri Mitchell es un estudiante de 18 años de Iowa, Estados Unidos, y acaba de pasar por el coronavirus. Afortunadamente ya está bien, pero ha querido concienciar a la población, sobre todo a la gente de su edad, para que no subestimen a la COVID-19.
Mitchell tuvo tos y fiebre al principio, hasta que comenzó a invadirle una enorme sensación de cansancio. "Estuve postrado en cama todo el día y me sentí totalmente agotado", explicó Mitchell en Good Morning America el pasado lunes.
"Mis ojos no dejaban de llorar, tenía el peor dolor de cabeza que había experimentado y mi tos empeoraba cada vez más. Es la enfermedad más grave que he tenido. Es como si me hubiese atropellado un camión", añadió.
Los médicos inicialmente le dijeron a la madre de Mitchell, Irena Yoder, que no le harían a su hijo la prueba de la COVID-19 por no cumplir con los criterios establecidos. "Nos dijeron que tenía menos de 60 años y que su cuerpo era fuerte. Que lucharía contra esto. Entonces, nos enviaron a casa", aseguró Yoder.
Las pruebas de la gripe y la neumonía resultaron negativas, pero la madre, que trabaja como técnico de laboratorio en el hospital donde llevaron a su hijo, se quedó en casa para cuidar a su hijo enfermo.
Tres días después ambos se vieron obligados a regresar al hospital tras el empeoramiento del joven. Le hicieron la prueba, que dio positiva en coronavirus. "Cada 10 a 15 minutos lo estaba revisando porque respiraba con dificultad", dijo Yoder.
“Nunca pensé que mi hijo lo entendería. Estaba perfectamente sano, practicaba deportes. Entonces, lo que aprenderemos es que puede afectar a personas de cualquier edad. No pide permiso", finalizó.