Los distintos escenarios postelectorales si Trump pierde las elecciones en Estados Unidos

  • Los escenarios son varios, desde la victoria de uno de los candidatos hasta una posible crisis institucional

Es uno de noviembre en Estados Unidos, el día después de la noche de Halloween donde los niños, disfrazados de cualquier cosa que dé miedo, salen a pedir golosinas a cambio de no asustar a sus vecinos. Donald Trump y Joe Biden no han dormido bien. Sudorosos, se incorporan en la cama recordando sus respectivas pesadillas. El actual mandatario recuerda entre escalofríos el anuncio de la victoria aplastante de su oponente demócrata y este cómo el republicano optó por no aceptar el resultado de las elecciones.

Ambos intentan desayunar algo que les reconforte pero, con el susto aún en el cuerpo, sólo atinan a sujetar una bebida caliente entre sus manos mientras murmuran unas frases ante sus parejas. “Ha sido una noche espantosa, nunca creí que la democracia llegara a estar en juego en este país”, dice Biden. “Qué locura, creí que los estadounidenses me habían traicionado”, susurra Trump a Melania con aire incrédulo.

A dos días de las elecciones las distintas posibilidades que pueden ofrecer los resultados electorales se abren paso. Incluso las que apuntan a una posible crisis institucional e incluso constitucional. La incertidumbre del resultado, el contexto de la pandemia, las encuestas fallidas de 2016 y los avisos del presidente acerca del fraude que él mismo espera que haya en caso de victoria demócrata, hacen pensar que estas no son unas elecciones convencionales. Y en este caso los escenarios pueden ser muy diversos.

De hecho, en las últimas horas el centro de la capital de Estados Unidos se ha "blindado" por temor a los posibles disturbios. En 2016 el 96% de los habitantes de Washington votó por Hilary Clinton y el partido Demócrata. Las tiendas han tapado los escaparates para evitar vandalismo en caso de que gane Donald Trump.

Biden gana por goleada

Podría ser que Joe Biden ganara por goleada y se hiciera realidad el mayor de los temores de Donald Trump. La mala gestión de la pandemia ha provocado que el voto senior, del porcentaje de población mayor de 60 años que en 2016 le ayudó a hacerse con la victoria, en este caso se incline por el voto demócrata, temeroso de ser ellos los próximos que engrosen las cifras de muertos por coronavirus.

Florida, con una alta tasa de votantes jubilados, se vuelve azul y, junto con Texas, da una victoria incontestable a Biden. El segundo estado con más colegios electorales, de amplia tradición republicana, también se ha inclinado por los demócratas. El voto latino y de los barrios acomodados a las afueras de las ciudades han arrasado con la esperanza incluso de poder esperar a un recuento del voto total, que aún tardará unas horas. Biden ha conseguido ya más de 270 colegios electorales, que le dan una victoria incontestable, y podrían incrementarse en las próximas horas.

Los demócratas consiguen la mayoría en el Senado

Además, podría darse otra posibilidad que sería la puntilla en estas elecciones para el aún presidente. Además de hacerse con la victoria presidencial, los demócratas ganan el Senado que anteriormente estaba controlado por los republicanos. En esta ocasión, seis de los estados que 2016 votaron por Trump, han cambiado su voto: Arizona, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Iowa, Georgia y Montana. Estos se suman a Colorado y Maine, que ya votaron a Hillary hace cuatro años y repiten su apuesta por los demócratas. Los seis primeros ya mostraban indicios de ser susceptibles al cambio y al final así ha sido.

Gracias a ello, temas relativos a la economía, los impuestos o el aborto, y otros muchos que son la base del día a día de los ciudadanos, quedarían atados en el Senado. Y todo debido a las múltiples donaciones económicas on line que han apoyado la campaña de Joe Biden y que han sido muy superiores a las cantidades recaudadas por los republicanos durante los últimos meses.

Trump no acepta la derrota

Como ya adelantó el ex abogado y portavoz de Trump, Michel Cohen, en unas declaraciones que dio a la cadena MSNBC, “nunca habrá una transición pacífica de poder bajo Donald Trump”. Con la amenaza de ser juzgado por delitos fiscales por la pérdida de la inmunidad de la que disfruta ahora por su puesto presidencial, y ante la duda de tener que afrontar la derrota en las elecciones, Trump se declara ganador antes de que acabe el recuento de votos y Biden se enfrenta así a su peor pesadilla, casi peor que la de haber perdido las elecciones.

Para ello el republicano decide declarar inválido parte del voto por correo, que en algunos casos ha mostrado problemas con papeletas que no han sido bien rellenadas, y los estados republicanos deciden respaldarle. Lo que podría dar lugar a una crisis institucional de proporciones desconocidas, ya que además probablemente sería el Tribunal Supremo quien dilucidaría en última estancia sobre ello, con una mayoría conservadora aprobada de forma exprés por el Senado pocos días antes del 3 de noviembre.

Violencia en las calles

A pesar de los miles de voluntarios desplegados en varios estados por la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color (NAACP, organización de derechos civiles en los Estados Unidos para promover la justicia para los afroamericanos), los observadores internacionales que han asistido a los sitios de votación y la formación previa recibida por los cuerpos de policía (código penal incluido en el condado californiano de Orange sobre la interrupción de la votación), los grupos violentos de seguidores de ambos partidos provoca disturbios graves en las calles.

Los grupos defensores más extremistas del movimiento Black Lives Matter, junto con movimientos radicales de izquierda, se enfrentan a grupos armados con parafernalia visible de los grupos supremacistas blancos. Como si de una secuela de los enfrentamientos que durante semanas se han producido en Portland entre las fuerzas del orden y grupos de manifestantes, la calle se llena de graves disturbios que obligan a cerrar numerosos centros de votación y a que la población se recluya en sus hogares, entre sirenas de coches de policía y ambulancias.

El país se despierta en shock por el alto número de heridos, fallecidos y tras comprobar la debilidad de sus instituciones y normas pero, sobre todo, debido a una pérdida de la inocencia que la noche de Halloween, tan cercana, ya dejó entrever.