El presidente de Estados Unidos tiene capacidad, como “comandante en jefe”, de compartir aquella información de los servicios secretos que considere oportuna, siempre y cuando no revele las fuentes, sobre todo si éstas son terceros países y puede comprometer la seguridad de estos países o de sus espías.
La tarde-noche del lunes, el Washington Post publicaba una información en la que, al menos dos fuentes, les confirmaban que el presidente Trump habría dado a conocer información sensible en materia de seguridad al Gobierno ruso, poniendo en riesgo a las agencias de Inteligencia de Estados Unidos y de sus aliados en la lucha contra el Estado Islámico –Daesh–.
Fue el asesor en materia de Seguridad Nacional, H.R McMaster, quien en una comparecencia en la Casa Blanca ante los medios negaba la información del Washington Post de que Trump o cualquiera de los presentes en esa reunión con Lavrov y el embajador de Rusia en Estados Unidos hubiera desvelado “fuentes de Inteligencia, métodos, o información relevante o sensible de terceros países o de las agencias de Estados Unidos”, tal y como mantenía el diario estadounidense.
En su serie de tuits de éste martes, el presidente Trump mantiene el discurso de su asesor en materia de Seguridad Nacional y apunta que “ la información que compartió con Rusia tiene que ver con la seguridad en los vuelos comerciales, y que como aliado en la lucha contra ISIS, y por razones humanitarias, compartió esa información”.
Según parece, en las últimas semanas habría llegado información a Estados Unidos de que los terroristas de Daesh podrían estar pensando en atentar contra aviones comerciales a través de los laptops, de ahí que la Administración Trump esté pensando el prohibir en cabina que los pasajeros lleven este tipo de ordenadores. Una decisión que aún no se ha adoptado.
Trump ha asegurado que “como Presidente he querido compartir información sobre hechos terroristas en la aviación. Lo hice en una reunión conocida y abierta en la Casa Blanca”.