Lucha contra el acoso callejero a golpe de tiza

  • Tras estallar el movimiento #MeToo en 2017, Sophie comenzó a recibir muchos más mensajes de mujeres que diariamente sufren acoso callejero en Nueva York

  • La joven, de 22 años, se dedica a marcar en el suelo con tiza los improperios a los que las neoyorquinas tienen que enfrentarse cada día.

  • `Catcalls´ como:¨déjame ser tu Weinstein¨, ¨te puedo dejar embarazada por $20¨, ¨será tan bueno que no podrás llamarlo violación¨, son algunos de los improperios que aparecen en el muro de denuncias de Sophie.

Rojo, verde, naranja o amarillo, da igual el color, lo importante es que se vea a leguas. Sophie, una joven neoyorquina de 22 años, se ha convertido en la pesadilla de los llamados ¨acosadores callejeros¨, hombres que se creen en el derecho de gritar a una mujer en plena vía pública todos los improperios que se le pasen por la cabeza.

Tizas contra los Catcalls callejeros

CatcallsEl término catcall se traduce en español como `comentario grosero´, es decir, ese compendio de agravios y barbaridades que, muchas veces, las mujeres de todo el mundo tenemos que escuchar cuando paseamos por la calle. Precisamente, el objetivo de Sophie es denunciar públicamente este tipo de acoso callejero para evitar que continúe extendiéndose.

Su plan funciona de la siguiente manera: mujeres que, por lo general, viven en la ciudad de Nueva York le escriben un mensaje a través de su cuenta de Instagram con el improperio que han tenido que aguantar. Además, en sus mensajes, las víctimas de estos acosadores callejeros incluyen el lugar exacto donde ha ocurrido. La joven, cargada con una de caja tizas, se desplaza hasta esa localización y escribe en el suelo con tiza, bien brillante, los comentarios callejeros de los que la mujer ha sido víctima.

Hombres que lanzáis piropos: esto siente una mujer cuando los recibe

Hay opiniones para todo. Algunas mujeres piensan que un simple ¨guapa¨ no amarga a nadie, y otras por el contrario están convencidas de que es el mayor ataque misógino en la historia de la humanidad. Muchas veces el problema, señala Sophie, no es tanto lo que se diga, sino el contexto en el que se dice.

Este tipo de comentarios pueden llegar a cualquier hora del día, detrás de cualquier esquina; y en muchos casos ya no es solo una cuestión de incomodidad tras los gritos por parte de un desconocido haciendo referencia a nuestro cuerpo, por ejemplo, el problema real es la inseguridad que nos crea. ¨No se trata siempre de lo que te dicen, es dónde te lo dicen, en que momento, etc. Imagínate que te gritan -- ¡Hey guapa! —a las 2:00 de la mañana en plena oscuridad, en una calle por la que no pasa nadie y el supuesto piropo proviene de un desconocido, la cosa no es divertida¨, explica Shara, una joven neoyorkina que ha acudido en alguna ocasión a los eventos que organiza Sophie para invitar a las mujeres a plasmar con tizas sus experiencias en el suelo.

Cuantas más seamos mejor

Es la máxima de Sophie, hacer el mayor ruido posible para que ninguna mujer sienta que está sola antes situaciones de este tipo. Por eso, cada año organiza encuentros en algún punto de la ciudad que promociona previamente en su cuenta de su Instagram e invita a las mujeres a compartir sus experiencias con otras victimas de acoso callejero a golpe de tiza.

¨En 2017, cuando el movimiento #Metoo se hizo viral, fue cuando mas conversación había acerca del acoso sexual en general, en el trabajo, en la calle, allí empecé a recibir muchos más mensajes de mujeres que les acosaban por la calle, y continúa creciendo¨, cuenta Sophie a NIUS.

Catcall callejero: ¨Te puedo dejar embarazada por $20¨

Catcall¨Déjame ser tu Weinstein¨, ¨te puedo dejar embarazada por $20¨, ¨será tan bueno que no podrás llamarlo violación¨. Soy consciente de la dureza de estas frases, pero, desgraciadamente, si forman parte de este artículo es porque alguna mujer, en algún momento mientras paseaba, ha tenido que aguantarlas. Cuesta creer que un hombre, a quien no conoces de nada, se vea en el derecho de soltarte `una perla´ así sin sentir ningún tipo de pudor, pero lo cierto es que ocurre, y cada vez más.

El problema es, nos explica Sophie, que nuestra sociedad ha aceptado este acoso callejero y lo ha asimilado como algo normal, además, ¨cuando las mujeres son acosadas por la calle, no ven que haya nadie allí para ayudarlas, y no creen que puedan enfrentarse ellas solas porque eso podría complicar la situación¨, dice la joven ¨es importante que concienciemos a la sociedad de que estas situaciones no son normales y si lo ven deben intervenir¨..

Cuando su padre le dijo a Sophie que cambiara su indumentaria, ella se enfadó todavía más

Todo comenzó hace tres años, cuando un profesor de la Universidad de Nueva York, donde Sophie estudiaba, les encargó un trabajo para su clase de Redes Sociales. Tenían que crear una cuenta de Instagram que les permitiera interactuar con el entorno, y así nació @CatCallSofNYC.

Su idea nació porque ella misma fue víctima de acoso callejero cuando tenía 15 años. Al regresar a su casa y compartir lo ocurrido con su familia, su padre le sugirió que porque no cambiaba su vestimenta, y este comentario, como es lógico, enfadó mucho más a Sophie. La joven no entendía porque, siendo ella la víctima, debía cambiar su manera de vestir. ¨Y a pesar de esta iniciativa, todavía sufro cada día este acoso callejero. Es un constante comportamiento con el que tengo que lidiar cada día¨. Como la mayoría de mujeres de todo el mundo.

Por eso, el siguiente paso en su proyecto es una ronda de conferencias que tiene ya programadas en varias escuelas y Universidades del país donde su objetivo será concienciar a las nuevas generaciones de que no son ellas quienes deben cambiar su actitud o manera de vestir. Es la sociedad quien debe impedir que este tipo de situaciones se repitan cada vez más, y la única manera según Sophie ¨es el diálogo. Es mucho mas importante hablar con ellos que poner multas, hay que comenzar conversaciones con los que lo hacen, pero también con aquellos que los sufren y los que lo presencian¨.