Los agentes de policía de Florida hallaron el cuerpo de un bebé de un año de edad encerrado en un coche a 34°C de temperatura que murió tras haber permanecido solo durante 8,5 horas en el párking de Pembroke Pines. Su madre, que había estado en el trabajo durante todo ese tiempo, asegura que "pensaba que lo había dejado en la guardería".
Varios agentes y un equipo de bomberos acudieron al lugar de los hechos tras recibir una llamada de alerta y, aunque trataron de resucitar al niño, este acabó falleciendo.
Según revela el informe del Departamento de Florida, recogido por Metro News, la madre "había estado sometida a mucho estrés" ese día y, tras llevar el coche por una ruta diferente a la que solía escoger para ir al trabajo, acudió a la guardería, donde "creyó haberlo dejado". Después, se dirigió a su lugar de trabajo como solía hacer.
"Dejar a un niño dentro de un coche es un peligro, pero es especialmente mortal durante los meses de verano cuando las temperaturas pueden subir por encima de los 100 grados en minutos", han advertido las autoridades.
Finalmente, no se han presentado cargos en relación con la muerte del niño, que ha sido declarada como "muerte accidental".