Trump apuesta por la estrategia del superhéroe para ganar las elecciones

  • La estrategia de comunicación de la Casa Blanca maximiza el positivo por coronavirus de Trump al máximo

  • Presentan al Presidente de Estados Unidos como el vencedor contra el virus

Con las encuestas en su contra y la economía en un mal momento, Trump ha decidido dar un giro a su campaña: mostrarse como el superviviente triunfador capaz de vencer al virus a pesar de haberlo desdeñado. Podía haber optado por dar una imagen empática con las 210.000 familias estadounidenses que han perdido a alguien en la pandemia o jugar la baza de Bolsonaro tras su atentado, que le reportó una subida en las encuestas al ser percibido como una víctima, pero el actual presidente está lanzado en su apuesta por sí mismo en el último tramo de la campaña electoral.

Sin garantías siquiera de estar curado y aún bajo tratamiento, sus palabras y su imagen está siendo proyectadas como si de una película de acción se tratara. El súper héroe que venció al virus causante de la pandemia mundial ha llegado para decir “no tengan miedo del coronavirus”, en palabras propias publicadas recientemente en su red social favorita, al mismo tiempo que difundía un vídeo de su llegada a la Casa Blanca para que el mundo asistiera a su ascenso de los infiernos.

Qué dicen los expertos

Una estrategia arriesgada que puede costarle cara si no conecta con una población que está a tres semanas de manifestarse en las urnas para elegir al próximo presidente de los Estados Unidos. Pero Trump ha preferido dar por finalizada su enfermedad para convencer a los votantes de que está perfectamente y que seguirá, más fuerte aún si cabe, al frente del país. Y todo ello a pesar de que está siendo tratado con dexametasona, un potente esteroide que puede tener efectos secundarios, y de que no ha proporcionado detalles sobre su situación pulmonar, que ha llegado a ser preocupante.

Y es que algunos expertos creen que el presidente se está equivocando. Beatrice Rangel, consultora internacional que ha trabajado para varios gobiernos, cree que tras la salida del hospital, el camino que ha adoptado Trump es erróneo. “Él siempre ha seguido la estrategia que conseguía mantener activa a su base electoral, que es blanca, protestante, seguidora de la biblia, una parte de la población que vive en zonas rurales mayoritariamente y que cree que los problemas del país vienen de la apertura del mismo, por eso apuestan por cerrarse a los tratados internacionales, la inmigración y los productos que vienen de fuera”, señala.

“Esa parte de la población agradece el discurso de la no negociación, especialmente con los que ellos perciben como débiles o los que son de otra raza. Pero para ganar una elección es necesario atraer a la población que aglutina el voto del centro y esta reacciona muy mal con la estrategia de Trump”, añade.

Encuestas y debates

Lo cierto es que si nos atenemos a los resultados de los sondeos puede entenderse esta huida hacia delante que el actual mandatario está escenificando. Quizá no la estrategia adoptada pero sí las razones que le empujan a ello y es que la mayoría de las encuestas siguen dando resultados en su contra. RealClearPolitics, que hace una media de todos los sondeos, da a Biden una ventaja de 8’5 puntos porcentuales y CNN/SSRS, que acaba de publicar el suyo, de 16, una de las ventajas más amplias entre ambos candidatos en los últimos meses.

Quizá por ello el presidente ya se ha apresurado a anunciar que está dispuesto a mantener otro debate con su rival demócrata, el próximo 15 de octubre, como estaba previsto antes de que cayera enfermo. Sería una forma de recuperar el crédito que perdió en el último encuentro, cuando no se manifestó de forma clara en contra de los grupos supremacistas blancos y decidió interrumpir hasta 174 veces tanto a Biden como al moderador, lo que le valió numerosas críticas.

Voto oculto

Lo cierto es en mitad de la incertidumbre provocada por la pandemia y el propio estado de salud del mandatario, la frágil situación económica del país y la poca estabilidad de una campaña electoral que cada semana sufre una convulsión, Trump ha elegido dar una imagen de fortaleza con el fin de levantar los resultados y recordar a sus fieles que sigue fiel a sus principios: ni un paso atrás. Pero puede que esta opción que sus adeptos adoran no sea la mejor para recuperar el centro, como señalaba Rangel.

Porque quien puede desestabilizar la balanza al final quizá no sean ni los convencidos demócratas ni los fervientes republicanos, sino ese voto oculto que normalmente no se manifiesta y que hasta la fecha, ni siquiera votaba con asiduidad. Y en una campaña agotadora como la que está teniendo lugar, el hartazgo puede tener sus consecuencias, como señala el analista Tim Alberta de la revista Politico.

No olvidemos que hasta teniendo una enfermedad grave Trump ha hecho lo posible por seguir estando presente. No ya ahora que ha vuelto a la Casa Blanca (antes de tiempo, según algunos expertos sanitarios) sino desde el propio hospital, del que salió en coche para saludar a los que se manifestaban fuera del recinto, para transmitirle apoyo, y desde el que envió varios vídeos y fotos vestido con traje de chaqueta a través de sus redes sociales.

Toda una sobredosis de trumpismo que ni siquiera ha sorprendido a su rival político, Joe Biden, quien ha reaccionado intentando sacar partido de la postura del presidente. “Hay mucho por lo que preocuparse, 210.000 personas han muerto y 1.000 contraen el virus a diario” señaló tras escuchar las palabras del mandatario a su salida del hospital. Y “las máscaras importan, salvan vidas, previenen la propagación de la enfermedad”, añadió en un intento por dar un mensaje contrario siguiendo su propia estrategia: la de estar en las antípodas de Trump.