Trump pisa el acelerador de las promesas electorales

  • Trump acelera su cumplimiento de promesas electorales a cuatro meses de las elecciones presidenciales

  • Hasta el momento ha cumplido el 57% de su programa electoral, destacando las promesas de política internacional

A cuatro meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos las encuestas sitúan la intención de voto a favor del candidato del partido Demócrata. Aunque la diferencia de puntos varía entre unos sondeos y otros, parece que la desventaja del presidente Donald Trump al respecto de su rival Joe Biden estaría en torno a los diez puntos, una ventaja nada desdeñable que explica el porqué de algunas medidas adoptadas recientemente por el actual inquilino de la Casa Blanca.

La paralización de la gestión de las famosas Green Cards, que permiten adquirir la residencia permanente en el país o la retirada de las visas a los estudiantes extranjeros que estén estudiando en línea en universidades norteamericanas, anunciadas esta semana, se suman a la notificación al Congreso de la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A pesar de que la excusa de fondo de las dos primeras medidas es proteger al país de los efectos de la pandemia a nivel económico y garantizar los puestos de trabajo a los ciudadanos norteamericanos, no parece muy sensata ni siquiera la retirada de la OMS si tenemos en cuenta que el país acaba de alcanzar los tres millones de afectados por Covid y el número de fallecidos supera los 130.000.

Web Promesas cumplidas

Pero la adopción de estas decisiones acerca al presidente a una opinión pública que empieza a preguntarse por el grado de cumplimento de las promesas realizadas en su campaña electoral. Consciente de la importancia de mantener el compromiso adquirido Brad Parscale, el jefe de campaña del presidente, anunció el mes pasado la creación de una plataforma digital interactiva, llamada promiseskept.com (promesas cumplidas), a través de la que se cuentan los logros alcanzados en materia de sanidad, economía y empleo o política exterior, entre otros.

Y es que a principios de año, según el seguimiento que realiza el Washington Post a través de su Tramp Promise Tracker, el presidente había incumplido el 43% de las 60 promesas clave de su campaña electoral. Por ello este último año está siendo clave para una consecución contrarreloj de lo comprometido, a pesar de la dificultad adicional que supone la gestión de la pandemia.

Compromisos en política internacional

Dentro de los compromisos adquiridos y cumplidos, Donald Trump puede destacar la retirada efectiva del país de ciertos organismos y tratados internacionales y la renegociación de algunos acuerdos comerciales.

Así, ha confirmado su retirada de la OMS recientemente, de la que Estados Unidos era el máximo donante con un 15% del presupuesto; ha abandonado el Acuerdo de París sobre el cambio climático que sin embargo fue ratificado por otros 200 países; finiquitó el Acuerdo Transpacífico (TPP) que Obama había firmado con once países de América y Asia, y ha reescrito el acuerdo comercial con México y Canadá (NAFTA).

También ha abandonado de forma unilateral el acuerdo nuclear con Irán, trasladado la embajada de Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a Jerusalem y bombardeado con toda su “fuerza las posiciones del ISIS en Afganistán”, tal y como prometió, llegando a matar a Al Bagdadi, líder de la formación terrorista en ese momento en la provincia siria de Idlib.

Sin embargo, a pesar de su calificación de “obsoleta” a la Organización del Tratado para la defensa del Atlántico Norte (OTAN) y su promesa para salir de la misma, el presidente mantiene al país dentro de la institución e incluso ha subrayado su importancia en la “lucha contra el terrorismo”.

Tampoco ha revertido el acuerdo que Obama estableció con Cuba, llegando solo a endurecer ciertas medidas como la restricción de viajes y negocios, y no ha traído de vuelta al país a todas las tropas destinadas en Oriente Medio, tras declarar que la zona era un “desastre total y completo”.

Política nacional

En cuanto a los asuntos internos de Estados Unidos, Trump ha cumplido con los recortes de impuestos que anunció, siendo aprobado en 2017 el plan fiscal republicano. El objetivo, además de una disminución del impuesto de sociedades del 35 al 21%, era producir, contratar y consumir dentro del propio país poniendo de relieve su frase ¡América primero!

Y aunque algunas grandes corporaciones se mostraron en contra, la economía nacional ha vivido uno de sus mejores épocas llegando a tener un histórico 3’9% de paro hasta la llegada del Covid19. En este sentido también aplicó la exención de la mayor parte de los impuestos sobre los beneficios recaudados en el extranjero, una vieja pretensión conservadora y un recorte de 1.000 dólares para las personas que ganan entre 50.000 y 100.000 dólares anuales.

Además, el presidente ha llevado a cabo otros dos compromisos: la firma de la mayor reducción de terrenos federales de los Estados Unidos, con el que cerca de un millón de hectáreas puedan pasar a ser de uso privado en la extracción de gas, petróleo y de ciertos minerales, y el nombramiento de dos nuevos jueces en el Tribunal Supremo. Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh ya forman parte así del máximo tribunal judicial del país, dando una mayoría conservadora al mismo.

Pero no todo son alegrías. No hay que olvidar que la promesa estrella del presidente fue alcanzar un crecimiento económico al 4%. En 2017 el Producto Interior Bruto solo creció al 2’3%, en 2018 al 2’9 y en 2019 al 2’3. Las previsiones para el 2020 estaban en una subida del PIB del 1’9, que con la llegada de la pandemia han saltado por los aires pero aún así los resultados ya estaban lejos de las intenciones iniciales.

Tampoco se ha cumplido la promesa de Trump de acabar completamente con el Obamacare. La reforma sanitaria que puso en marcha su antecesor en el cargo fue cambiada en algunos aspectos, como la reducción de los periodos de inscripción y la eliminación de subsidios, pero no se han llevado a cabo otras medidas importantes prometidas como una dotación necesaria de los fondos económicos ni la consecución de un acuerdo entre los propios republicanos para su derogación total.

Dreamers y el muro de México

Trump también amenazó durante su campaña con la expulsión de los 11 millones de inmigrantes indocumentados que se estima hay en el país pero a lo largo de estos años el numero de deportados ha sido mucho menor del anunciado. Además, gracias a la decisión de la Corte Suprema del pasado 18 de junio, se ha visto interrumpida la cancelación del programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), que ponía en peligro la estancia legal de unas 700.000 personas.

Por último, el presidente se ha encontrado con un muro. El que él mismo prometió construir en la frontera sur con México pagado por el propio país vecino. Aunque se ha avanzado en el proyecto (hay terminados 368 kilómetros), al presidente aún le quedan unos cuantos para cumplir la promesa de llegar a los 725 km antes de acabar el año 2020, lo que no será posible al ritmo que van las obras, y menos si tienen que salir del bolsillo del país situado al otro lado de la frontera. Un país que, no lo olvidemos, suministra de mano de obra barata los proyectos del vecino rico y a través del que se cuelan los miles de “dreamers” que ya viven desde hace años en Estados Unidos. Toda una paradoja para este loco año electoral.