Qué pasa con los décimos que no se venden de un sorteo de la lotería

Colas para comprar décimos de la Lotería de Navidad 2021 en administraciones como Doña Manolita, en Madrid. Europa Press
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MadridEn cada sorteo de la Lotería Nacional, miles de combinaciones numéricas se imprimen y distribuyen en forma de décimos por todo el país. Pero no todos los billetes encuentran un comprador antes de que las bolas comiencen a girar. ¿Qué ocurre entonces con esos billetes no vendidos? La respuesta no solo tiene implicaciones para quienes juegan, sino también para las arcas públicas.

Participan, aunque nadie los tenga

Al contrario de lo que muchos creen, los décimos no vendidos sí que participan en el sorteo correspondiente. Aunque no hayan sido adquiridos por particulares, esos billetes están asignados a las administraciones hasta el cierre del proceso de ventas. Si uno de ellos resulta agraciado con algún premio, el importe no se reparte entre ninguno de los jugadores, sino que revierte directamente al Tesoro Público. Es decir, el Estado se queda con el premio correspondiente al número huérfano de comprador.

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Este mecanismo está contemplado en la normativa de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), que gestiona la emisión y distribución de los billetes. En realidad, el Estado actúa como emisor, pero también como receptor final de los premios que no se adjudican.

¿Cómo se devuelven los billetes no vendidos?

Las administraciones que no logran vender la totalidad de sus décimos deben devolverlos formalmente a SELAE antes de una hora límite fijada de antemano en la normativa del sorteo. Este proceso implica el registro electrónico del sobrante y, en ocasiones, la destrucción física del soporte, especialmente en sorteos menores o cuando se trabaja con resguardos impresos.

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Si la devolución no se hace correctamente, el punto de venta puede ser considerado responsable del valor facial de los billetes, algo que genera especial cuidado entre los profesionales del sector.

¿Qué sucede si un número no vendido es premiado?

El escenario no es hipotético. En más de una ocasión histórica, el primer premio, sin ir más lejos ha pasado con el popular Gordo de Navidad, por ejemplo, ha caído sobre números que no fueron vendidos. En ese caso, el dinero no se redistribuye ni se acumula: el premio queda desierto, pero entra directamente en las cuentas del Estado como ingreso extraordinario.

A esto hay que sumar otro detalle: los premios no reclamados, que son aquellos cuyos ganadores no presentan el décimo o lo extravían, también pasan a formar parte del mismo circuito. Si en tres meses no se cobra el importe, ese dinero también va al Estado. En 2022, por ejemplo, más de 60 millones de euros en premios no fueron reclamados.

De esta manera, queda claro que los décimos no vendidos no desaparecen ni pierden validez: participan en el sorteo y, si son premiados, benefician indirectamente al conjunto de la ciudadanía a través del Tesoro Público. Una razón más para reflexionar antes de dejar pasar ese décimo solitario en el escaparate.