¿Es mejor comprar la lotería de Navidad en verano o esperar a diciembre?
Los décimos de la Lotería de Navidad se suelen poner a la venta a principios de julio
Lotería Navidad 2024: el mejor día para comprar un décimo
Cada año, millones de españoles depositan sus ilusiones en el Sorteo Extraordinario de Navidad del 22 de diciembre. Con más de 2.500 millones de euros en premios y una tradición que se remonta a 1812, la Lotería de Navidad es mucho más que un juego de azar: es un ritual colectivo, una liturgia que comienza, sorprendentemente, en pleno verano.
Porque aunque el sorteo se celebre en diciembre, los décimos empiezan a venderse en julio, justo cuando el calor aprieta y el espíritu navideño parece lejano. ¿Tiene sentido comprar con tanta antelación? ¿Hay alguna ventaja real frente a quienes esperan hasta última hora?
Julio: el arranque oficial de la esperanza
Desde 2010, Loterías y Apuestas del Estado pone en circulación los décimos del Sorteo de Navidad a principios del mes de julio. Como confirma SELAE en su presentación de la campaña de cada año, este adelanto busca facilitar la adquisición escalonada, evitar colas de última hora y permitir que los turistas puedan comprar sus números preferidos durante las vacaciones.
El volumen de ventas de décimos de la Lotería de Navidad durante el verano ha crecido notablemente en la última década, especialmente en zonas costeras y enclaves turísticos donde la gente aprovecha para comprar un décimo como recuerdo. “El 30% de las ventas de Navidad se realizan antes de noviembre”, ha explicado Jesús Huerta Almendro, presidente de SELAE.
Ventajas reales de comprar en verano
La principal razón para anticiparse es la disponibilidad de números. Si buscas una terminación concreta, ya sea tu fecha de nacimiento, una efeméride familiar, o los populares “acabados en 13”, comprar durante el verano aumenta tus probabilidades de conseguirla. A medida que se acerca diciembre, los números más demandados desaparecen, y es habitual ver carteles de “agotado” en administraciones emblemáticas como Doña Manolita (Madrid) o La Bruixa d’Or (Sort).
Otro motivo importante es la planificación financiera. Comprar el décimo con antelación permite repartir el gasto navideño a lo largo del año. En lugar de desembolsar 20 o 40 euros a última hora, se puede adquirir sin presión ni urgencia, como una especie de “ahorro emocional”.
Además, hacerlo en verano reduce el riesgo de falsificaciones o reventas ilegales, algo que prolifera en la venta entre particulares en fechas más cercanas al sorteo. Comprar directamente en la red oficial de SELAE garantiza la validez del billete y permite su localización en caso de pérdida.
¿Y si espero a diciembre?
Para muchos, el acto de comprar la Lotería de Navidad forma parte del ambiente de diciembre: los villancicos, los escaparates, el frío, la nostalgia. Esperar no es solo una decisión práctica, sino también tiene un componente emocional. El décimo comprado a última hora, a menudo en grupo o como regalo improvisado, tiene una carga simbólica de inmediatez y emoción que no puede replicarse en el cálido mes de julio.
Además, algunos aprovechan el “efecto informativo”: hay quienes escogen números que han salido en prensa (por su vinculación con eventos históricos, catástrofes o logros deportivos) y que solo adquieren notoriedad conforme se acerca el sorteo. En 2020, por ejemplo, el número 14.320, coincidente con la fecha del estado de alarma por la COVID-19, fue uno de los primeros en agotarse.
Eso sí, esperar conlleva riesgos: colas, prisas, y la frustración de no encontrar el número deseado. En diciembre, las principales administraciones registran picos de venta que duplican los tiempos de espera y agotan reservas rápidamente.