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Cómo detectar si alguien cercano tiene un problema con las apuestas: señales silenciosas y cómo actuar

El problema con el juego. Unsplash
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En España, más de 400.000 personas sufren ludopatía, según datos de la Dirección General de Ordenación del Juego. Y la cifra no deja de crecer. Las apuestas deportivas, el juego online y las máquinas tragaperras han transformado una adicción históricamente ligada a casinos en un problema que hoy se desarrolla, muchas veces, desde el sofá de casa y en silencio.

A menudo, quienes desarrollan una adicción al juego lo hacen ocultándolo incluso a sus personas más cercanas. La ludopatía es una adicción conductual reconocida por la Organización Mundial de la Salud, con un patrón muy similar al de las adicciones químicas: la mente persigue la recompensa inmediata, aunque esta implique pérdidas económicas, deterioro emocional y aislamiento social.

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La gran pregunta es cómo detectarlo antes de que sea demasiado tarde. Y la respuesta pasa por aprender a leer esas señales que no siempre se verbalizan, pero que hablan a gritos.

Las señales silenciosas que nunca deberías ignorar

Los primeros indicios suelen disfrazarse de excusas cotidianas: llega tarde, parece más irritable, evita hablar de dinero o justifica gastos imprevistos. Pero cuando estas conductas se repiten, conviene prestar atención.

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Estas son las principales señales que, según la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), alertan de que alguien cercano podría tener un problema con las apuestas:

  • Cambios bruscos de comportamiento: ansiedad, irritabilidad o euforia desproporcionada, especialmente vinculados a días de partido o sorteos.
  • Mentiras constantes: oculta la frecuencia con la que juega o miente sobre el dinero perdido, llegando a justificarlo como “una racha mala” o “solo por diversión”.
  • Aislamiento progresivo: se distancia de familiares y amigos, evita encuentros o conversaciones donde pueda ser confrontado.
  • Dificultades económicas repentinas: desaparición de dinero en casa, peticiones de préstamos, retraso en pagos habituales o incluso ventas de objetos personales.
  • Negligencia de responsabilidades: descuida obligaciones laborales, estudios o compromisos personales, centrando su atención en el juego.

Cuando se suman dos o más de estos factores, es momento de dejar de mirar hacia otro lado.

Cómo actuar sin dañar (y sin permitir que el problema crezca)

Afrontar este tema nunca es fácil. Pero la forma en la que lo hagas puede ser determinante para que la persona acepte ayuda o se encierre aún más en la negación.

  • Evitar el juicio directo: Frases como “eres un irresponsable” o “lo estás arruinando todo” solo generan bloqueo. Cambia el enfoque por “he notado que últimamente…” o “me preocupa lo que te está pasando…”.
  • Ofrecer apoyo, no amenazas: El objetivo no es controlar a la persona, sino acompañarla a tomar conciencia de que necesita ayuda.
  • Sugiere alternativas: Facilita información sobre recursos gratuitos como FEJAR, Jugadores Anónimos o servicios públicos de atención a la ludopatía, presentes en todas las comunidades autónomas.
  • Pon límites claros: Apoyar no significa financiar la adicción. Es legítimo establecer que no se prestará dinero, pero siempre ofreciendo al mismo tiempo vías para acceder a ayuda profesional.

Salir del bucle es posible, pero no en soledad

La ludopatía tiene tratamiento, pero requiere de un abordaje multidisciplinar: terapia cognitivo-conductual, acompañamiento familiar y, en algunos casos, tratamiento farmacológico para problemas asociados como ansiedad o depresión.

El 80% de quienes buscan ayuda en fases tempranas consiguen recuperar el control de su vida, según datos de la OCU y FEJAR. El problema es que la mayoría no lo hace hasta que el daño económico y emocional es devastador.

Por eso, la clave es mirar, escuchar y actuar. Las señales están ahí. Solo hace falta dejar de ignorarlas. Porque lo más peligroso de la ludopatía no es jugar: es jugar en silencio, pensando que nadie lo ve.