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En un sorteo en el que todos los décimos tienen la misma probabilidad de salir premiados, es decir, de 1 entre 100.000, es difícil que la suerte golpee dos veces en el mismo sitio. Sin embargo, hay una localidad que desafía a las probabilidades y estadísticas. Hablamos de Manises, en Valencia. Allí, el primer premio del Sorteo Extraordinario de Navidad ha caído hasta en siete ocasiones, lo que lo convierte en el pueblo “más afortunado” de España. 

La primera vez que Manises repartió el Gordo fue en 1971, al número 23.238. Después vinieron los años 1986 (03.772), 2012 (76.058), 2013 (62.246), 2018 (03.347), 2022 (05.490) y 2023 (88.008). Desde entonces, administraciones del municipio se convirtieron en verdaderos imanes de esperanza para quienes buscan su décimo afortunado.

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¿Por qué Manises?

La explicación no está en que los números que allí se venden tengan más posibilidades allí: todos los boletos son iguales para el sorteo. Lo que cambia es otra variable clave: volumen. Manises se ha convertido en un punto de referencia para la compra de lotería, no solo local sino nacional. De esta manera, este municipio valenciano se ha convertido en un lugar de peregrinación para todos aquellos que buscan cada año dar con el décimo premiado. 

Así, la mayor venta de series y la alta exposición en medios, menciones y redes sociales, aumentan la visibilidad de Manises como “punto caliente” para la Lotería de Navidad.

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De esta forma, con cada Gordo que se vende en Manises, la leyenda crece. Las filas frente a sus administraciones se alargan, los números se agotan antes y muchos compradores asocian la compra allí como un ritual en sí. Para algunas personas, acudir a Manises adquiere un valor simbólico que va más allá del décimo. Eso no altera la probabilidad estadística, pero sí influye en la dinámica de distribución del premio: cuanto más se vende esa administración, más particiones hay que repartir si toca.

Impacto económico y simbólico

El efecto acumulado para Manises es importante. Algunas fuentes estiman que la localidad ha repartido más de 350 millones de euros en premios a lo largo de esas siete ocasiones desde 1971. 

Esa cifra revela el peso que puede tener un municipio pequeño en el reparto nacional del premio grande cuando entra en la rueda de la lotería con fuerza.

¿Debe cambiar algo en 2025?

Si algo nos enseña el caso Manises es que la suerte, en el marco del juego, no entiende de tamaño de pueblo, sino de sincronización entre demanda, volumen y mito. Para otros municipios que aspiran a “sumarse” a la lista de afortunados, la estrategia no puede sostenerse únicamente en el deseo.

Lo interesante puede estar en diversificar: que otros puntos de venta ganen visibilidad, que se reduzca la concentración de ventas en unos pocos “puntos calientes”. Así, aunque Manises seguirá siendo referente, el mapa de la suerte podría suavizarse.

Manises ha inscrito su nombre en la historia de la Lotería de Navidad con siete primeros premios, un récord que ningún otro municipio ostenta. Puede decirse que es el “pueblo de El Gordo”, pero también que es un fenómeno de logística, visibilidad y mitología colectiva.

Al final, todas las administraciones tienen la misma probabilidad técnica de ganar, pero no todas tienen la misma atención, el mismo volumen, el mismo magnetismo. En Manises se ha dado la combinación perfecta entre número y narración.