¿Qué es un coche microhíbrido? Ventajas y diferencias frente al híbrido

Mecánica de un coche MHEV
Mecánica de un coche MHEVRenault
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Dentro de la amplia gama de vehículos sostenibles que han ido apareciendo con el paso de los años, uno de los que más popularidad tiene es el microhíbrido, que es solamente una de las formas de llamar a un coche Mild Hybrid Electric Vehicle (MHEV) o híbrido ligero. Se trata de un vehículo que a menudo es considerado como el eslabón intermedio entre los vehículos de combustión tradicionales y los modelos eléctricos (HEV) o híbridos enchufables (PHEV).

¿Merece la pena el MHEV?

Como en todo tipo de vehículo, el microhíbrido o híbrido ligero tiene sus pros y sus contras. En primer lugar, resulta necesario ahondar en las características técnicas de los mismos y por qué se establece como algo intermedio entre un vehículo de combustión y uno eléctrico o híbridos enchufables. El MHEV es también un vehículo híbrido, que combina gasolina o diésel con un motor eléctrico. Sin embargo, este último sirve solamente como apoyo en el arranque y la aceleración, mientras que el motor de combustión sigue teniendo el papel principal. Dicho de otra forma, estos coches microhíbridos no pueden funcionar únicamente con el motor eléctrico.

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A pesar de que el funcionamiento del motor eléctrico es más limitado, estos vehículos cuentan con la etiqueta ECO de la DGT. Esto no solamente permite el acceso a las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) que están implementándose en municipios de toda España, sino que puede acarrear una serie de bonificaciones fiscales. Por ejemplo, los conductores de vehículos que tengan este distintivo ambiental pueden tener deducciones de hasta el 75% en el Impuesto sobre vehículos de tracción mecánica (IVTM) y tener descuentos significativos al aparcar en Zonas de Estacionamiento Regulado (SER).

Es la principal ventaja, además de que su precio de venta es bastante más ajustado que el de otros vehículos eléctricos más puros o híbridos enchufables. Precisamente por no depender del motor eléctrico, tiene la gran ventaja de no necesitar enchufarse a una red eléctrica, olvidándonos, por lo tanto, de la infraestructura de carga que en España todavía es bastante limitada.

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Estos vehículos suelen recargar el acumulador de la batería con acciones de la propia conducción, generalmente implementando sistemas de regeneración de energía, que aprovechan la energía cinética generada durante la desaceleración y el frenado para recargar las baterías. Esto tiene su traducción directa en un mayor impulso de este motor eléctrico precisamente en entornos donde el consumo de combustible tradicional suele ser más elevado, en ciudad. Como el sistema eléctrico en la conducción en poblado entra en juego con mayor frecuencia, debido a una mayor interrupción de la marcha en comparación con carretera, este sistema de regeneración hace que tenga un ahorro de diésel o gasolina entre un 5% y 15% en comparación con un coche de combustión tradicional.

Principales puntos en contra del vehículo microhíbrido

Quienes buscan una movilidad lo más sostenible posible, los MHEV no son la opción preferencial. En comparación con los eléctricos puros, los coches microhíbridos siguen emitiendo gases contaminantes, aunque sea en menor medida que los combustibles fósiles de gasolina o diésel. De hecho, han generado mucha controversia a lo largo de los años al considerar que no debería ser suficiente con tener un pequeño motor eléctrico para obtener una etiqueta ECO, ya que algunos modelos Mild-Hybrid consumen hasta el doble que un vehículo con etiqueta C.

Otra de las principales desventajas la encontramos a nivel de potencia y rendimiento, donde este tipo de motorización queda limitado tanto en comparación con los coches de combustión como en los híbridos puros. Los microhíbridos consiguen un rendimiento mucho más limitado que modelos equivalentes, actúan como un punto intermedio entre ambos, pero salen perdiendo contra los dos tipos de motor. Lo mismo sucede con el sonido, si queremos una conducción más silenciosa y equiparable a los motores eléctricos, los microhíbridos no son la solución, puesto que al tener que funcionar con el motor de combustión y no tener conducción autónoma en modo eléctrico, no encontraremos diferencias significativas con respecto a los motores de combustión tradicionales. Esta mezcla de integración de sistemas eléctricos y de combustión interna se traduce en una mayor complejidad mecánica, lo que significa un mantenimiento más costoso.

En definitiva, a modo de resumen, parece que la motorización de tipo MHEV parece más beneficiosa para las marcas que para los conductores. Los fabricantes reducen sensiblemente los valores de emisiones y consumos en la homologación, pero a efectos prácticos los usuarios no van a notar grandes ventajas a nivel de ahorro ni de emisiones, siendo los beneficios asociados a la etiqueta ECO de la DGT los que van a marcar si te merece la pena un desembolso inicial mayor al del vehículo de combustión.