El último descendiente de los Medici, sobre su familia: "Mi apellido fue más una carga que un privilegio"

El último descendiente vivo de la familia cuenta su historia en 'Los Medici. Mi familia'
Extra: Curiosidades sobre la Sagrada Familia que pocos conocen
Durante más de tres siglos, los Medici moldearon el destino de Europa desde Florencia. Su nombre está ligado al auge del Renacimiento, al mecenazgo de Miguel Ángel, Leonardo o Galileo, y a una forma de entender el poder que privilegió el arte sobre la guerra. Hoy, en pleno siglo XXI, Lorenzo de Médici, heredero de la rama principal de esta dinastía, decide contar la historia desde dentro en su libro Los Medici. Mi familia (La Esfera de los Libros, 2024).
"Fui consciente de nuestro linaje en la adolescencia, y no siempre fue fácil", nos confiesa Lorenzo de Médici. Para muchos, ser un Medici podría parecer un privilegio. Para él, durante mucho tiempo, fue una carga. "Durante la adolescencia, especialmente, sentía que los demás me veían como una reliquia o un símbolo, no como un individuo", añade. Y es que pocos apellidos concentran tanto poder simbólico, tanta historia y tantas leyendas, algunas ciertas y otras no tanto. "Florencia nos debe mucho, aunque las cosas han empezado a cambiar", reflexiona el autor, mencionando la escasa visibilidad que ha tenido, por ejemplo, Ana Maria Luisa, la mujer que donó todo el patrimonio familiar al Estado toscano y gracias a la cual hoy se pueden visitar colecciones artísticas de incalculable valor en museos como los Uffizi o el Palacio Pitti.
Tanto es así que no duda al mencionar a Ana Maria Luisa como la figura familiar que más admira, por su generosidad y su visión de futuro. Y cuando se le pregunta cuál fue su palacio favorito de entre los muchos que la familia poseyó, responde sin vacilar: "Todos". Para él, no hay un solo espacio, sino un legado arquitectónico, cultural y humano que abarca siglos. “Cada piedra, cada frescos, cada biblioteca, cuenta una parte de nuestra historia”.

De esta manera, el Lorenzo escritor de novelas históricas y heredero de un linaje formidable, camina por una delgada línea entre el respeto a la historia y la libertad narrativa. "Cuido mucho la parte histórica. No me tomo licencias cuando hablo de hechos reales", asegura. Su libro no pretende alimentar la leyenda negra, sino aportar una mirada desde dentro, familiar e íntima, con anécdotas personales como las de sus abuelos, que humanizan un relato muchas veces mitificado. “Una cosa es lo que dicen las crónicas, otra lo que se cuenta en una familia cuando no hay periodistas delante”, apunta.
Los Medici, el arte antes que la espada, y banqueros de Europa
La historia de los Medici comienza en el siglo XIV con Giovanni di Bicci de’ Medici, quien convirtió una pequeña casa bancaria florentina en una de las instituciones financieras más influyentes de Europa. Su hijo, Cosme el Viejo, consolidó ese poder y lo convirtió en mecenas del arte y la cultura. Su nieto, Lorenzo el Magnífico, personificó como nadie la alianza entre política, arte y pensamiento. Convirtieron a Florencia en un centro de poder económico, intelectual y estético, donde la banca se mezclaba con el humanismo.
El ascenso de los Medici también fue político. Controlaron el gobierno de Florencia y, más adelante, se convirtieron en duques de Toscana. Tres papas salieron de la familia: León X, Clemente VII y León XI. Incluso Catalina de Médici fue reina consorte de Francia y madre de tres monarcas franceses. La influencia de la familia fue transversal y marcó la historia de Italia y Europa desde múltiples frentes.
Lo que hizo especiales a los Medici, asegura su último descendiente, fue su capacidad para entender el poder desde otra óptica: "Fueron decisivos en el Renacimiento porque entendieron que se podía llegar al poder a través del arte, no de la guerra". En efecto, fueron pioneros en apoyar a artistas como Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, a quienes protegieron y promovieron cuando aún eran completos desconocidos. También protegieron a Galileo Galilei de la Inquisición y del Papa, un gesto tan valiente como ilustrado en su época. La apuesta por el conocimiento, la estética y el pensamiento libre marcó una diferencia estructural con otras casas nobiliarias centradas exclusivamente en acumular poder político y militar.

La política cultural de los Medici transformó no solo Florencia, sino también la Europa moderna. Su visión del mecenazgo no era meramente decorativa: apostaron por la ciencia, la arquitectura y el conocimiento como formas de consolidar su poder. El modelo Medici sería replicado siglos después en otras cortes europeas, como la de Luis XIV en Francia o los Habsburgo en Viena.
Su obra, sin embargo, no está escrita desde la nostalgia, sino desde una conciencia clara del presente. "El legado Medici no es una persona, es toda una filosofía", afirma. A pesar de no tener hijos, Lorenzo considera que la esencia de su linaje sigue viva en los museos, en las universidades, en la ciencia y en la cultura europea. "Queda poco patrimonio material, pero mucho espiritual", concluye. Las ideas, sostiene, son más difíciles de extinguir que los apellidos.
Tampoco rehúye las contradicciones. Cuando se le pregunta si hay algún Medici que le resulte incómodo, contesta sin ambages: "No. Nadie es perfecto". Y aunque no se identifica directamente con ningún antepasado, reconoce que hay valores, como la defensa del conocimiento, la curiosidad o la filantropía, que forman parte de su educación y de su vida.
Esto nos lleva a plantearnos si en realidad hacen falta nuevos mecenas, y la respuesta del autor a esto es clara: «El arte es un importante denominador común. No tiene color, ni política ni raza». El arte, sugiere, puede volver a unir lo que las ideologías dividen. Y ese mensaje, afirma, es también parte del legado de su familia.
El último Medici y su mensaje para el siglo XXI
Aunque el título de su libro suena definitivo, "Mi familia", el tono con el que Lorenzo de Médici habla de su linaje está más cerca del legado que del epitafio. No hay lamento ni grandilocuencia, sino una voluntad serena de dejar constancia. “No se trata de reivindicar un pasado glorioso, sino de recordar que las cosas pueden cambiarse con belleza, conocimiento y valentía. Y eso, en estos tiempos, sigue siendo revolucionario”.
'Los Medici. Mi familia' se convierte así en un intento de reconciliar historia y legado, mito y realidad, arte y poder. No es un ajuste de cuentas, sino una invitación a mirar con otros ojos a una de las familias más influyentes de la historia europea.

