El malagueño que recorrió el mundo a pie: "Hace falta coraje y 12 pares de zapatillas"

Andrea Arnal (@AndreaArnal) 20/09/2016 13:12

Dice que, en total, ha gastado 12 pares de zapatillas: "Eran para correr maratones, muy ligeras y acolchadas", nos explica al teléfono a El Tiempo Hoy desde una montaña asturiana. Este explorador, curioso e incansable, no para. Apenas hace seis meses que volvió de su aventura, y ya planea escapadas pequeñas (¿Qué no es pequeño comparado con dar la vuelta al mundo?). Él solo necesita su carrito y un par de zapatillas, que irá desgastando. Solo se pone botas duras cuando escala montañas, llueve torrencialmente o nieva.

Aunque esas ocasiones no han sido las más duras. Según nos cuenta, lo peor del viaje fue sin duda atravesar el desierto de Atacanama, "donde el sol me pegaba en la cara durante todo el día y se alcanzan los 50ºC por el día y los -25ºC de nocheAdemás hay mucha radiación solar, porque es la parte del globo en la que la atmósfera no tiene ozono y los rayos inciden con mucha fuerza", explica.

*Imagen: Dean atravesando el desierto de Atacama, en Chile / Nacho Dean

Esa no fue la única experiencia extrema. En la lista Dean pone, sobre todo, "las llanuras de Australia, el frío extremo de los Andes y la tormenta Jonás en EE UU, porque la lluvia era tan fría que acababa las jornadas cubierto de hielo".

Pero, ¿cómo lo ha hecho? ¿Cómo ha soportado físicamente ese nivel de ejercicio? Para él, aguantar es cuestión de hacer ejercicio, cuidarse, ir tapado y llevar un buen saco: "La vida urbana y sedentaria nos hace perder el contacto con los elementos y la naturaleza, y nos debilita muchísimo", afirma.

*Imagen: Dean tenía que esperar en los Andes a que la botella se descongelara por la mañana / Nacho Dean

El malagueño es sencillo a la hora de explicar cómo afrontar climas tan distintos. "Coraje, determinación, pantalones largos y camisetas que te cubran el cuerpo", dice. "En un desierto, por ejemplo, te tienes que envolver la cabeza con una camiseta porque la radiación es muy fuerte. En la montaña también debes ir tapado, porque los efectos del sol son acumulativos, estés donde estés". Eso sí, "lo malo es cuando te paras... en los Andes, por ejemplo, me levantaba con las botellas de agua congeladas y pasaban varias horas hasta que las podía beber de nuevo".

*Imagen: Los monzones típicos en Malasia han sido sustituidos por incendios que nunca antes se habían producido / Nacho Dean

El clima no es lo que era

Una de las cosas que Dean ha experimentado en su viaje es el cambio climático y la evolución de las estaciones: "siento que las temperaturas están subiendo, y que el tiempo y las estaciones están cambiando… los inviernos cada vez son menos fríos". En tres años de viaje, solo ha tenido frío dos veces: en Irán, porque venia el viento ruso del Mar Caspio, y al sur de Australia, porque era julio de 2014 (en el hemisferio sur las estaciones van al revés) "y no llevaba un buen equipo... solo una chaqueta y manga corta".

En concreto, Dean menciona monzón en Malasia: "mientras antes era habitual que lloviera en febrero por los monzones, ¡ahora hay incendios! Ellos están acostumbrados a que llueva mucho, por lo que no hacen pantanos, y al no tener reservas han tenido que empezar a cortar el agua. Pero no solo pasa ahí: en EE UU me decían que donde había bosques ahora solo hay pasto; en Tailandia, se ha sustituido toda la diversidad de árboles por uno solo, el de la goma; en Chile están empezando a poner plantas desalinizadoras del mar para seguir alimentando la industria del carbón y la minería, una industria que seca a los ríos y los valles... En todos los lugares hay un desastre medioambiental".

*Imagen: Helado hasta arriba, Dean sufre la tormenta Jonás en EE UU / Nacho Dean

Un planeta aún recuperable

Dicho esto, su conclusión es clara: "El planeta está muy castigado y lo cuidamos poco". Esto depende, tal y como explica, un 50% de la sociedad y otro 50% de las administraciones y autoridades. "Las leyes deben fomentar el cuidado del planeta a la vez que la sociedad tiene que cambiar sus hábitos y estilos de vida".

Menos consumo, más uso de energías alternativas, más eficiencia energética, reciclar y adoptar una dieta vegetariana son algunas de las propuestas que Dean enumera. Pese a todo lo que ha vivido, la miseria que ha visto y la degradación ecológica que ha vivido de primera mano, es tajante: "aún estamos a tiempo de cambiar esta situación".

*Imagen: Los arcenes de una carretera india, llenos de basura / Nacho Dean

Todo esto y más podrá leerse en su próximo libro, que ya está escribiendo, aunque a veces "cuesta". Su intención es terminarlo en diciembre y publicarlo para la próxima primavera. Afortunadamente, ideas no le faltan: "Son muchas cosas que contar, muchos diarios escritos... y no está siendo fácil elegir, qué cuento y cómo lo cuento". Dejaremos que él cuente cómo contrajo la 'fiebre chikungunya', cómo fue asaltado por ladrones en aquel camino perdido y cómo vivió cuando le detuvieron en la frontera.