Verano

Los riesgos de los niños en verano, según Lucía, mi pediatra: "Que les de un corte de digestión depende de varios factores"

Foto tomada de las redes sociales de Lucía, mi pediatra
Foto tomada de las redes sociales de Lucía, mi pediatra. INSTAGRAM
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¿Cuántas veces escuchaste decirle a tu madre que no te podías bañar en la playa o en la piscina después de comer porque te iba a dar un corte de digestión? ¿Tenían esos consejos alguna base médica o de dónde los sacó? Este es uno de los grandes mitos en torno a los niños y el verano que la Dra. Lucía Galán Bertrand, más conocida en redes como Lucía, mi Pediatra -donde, por cierto, cuenta con más de 1 millón de seguidores- quiere explicar en profundidad en su último libro 'Los virus ni entran por los pies' (editorial Planeta, 2024).

El popular corte de digestión es en realidad un síncope de hidrocución. Así lo llaman correctamente los médicos, y es una pérdida súbita de conocimiento o en el peor de los casos, la muerte de la persona al sumergirse en el agua, sin que sea necesario que el agua entre en los pulmones. "Lo más habitual, sin embargo, es que la mayor parte de las veces no se llegue a perder el conocimiento del todo y se produzcan un cuadro de mareos, náuseas u vómitos", explica la Dra.

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Si la persona se encuentra lejos de la orilla, es cierto que se puede comprometer su vida, pero normalmente la persona puede salir del agua rápidamente al notar los síntomas. ¿Por qué se produce? Por el reflejo de inmersión, que se produce cuando nos sumergimos debajo del agua y nuestra frecuencia cardiaca disminuye, se contraen los vasos sanguíneos más superficiales para dar preferencia al riego sanguíneo del cerebro. En niños es aún más acusado si el agua está fría, hace calor y se meten de golpe. Además la digestión es un momento clave en el que nuestro intestino está trabajando, mucho más si hablamos de comidas copiosas.

Entonces, ¿tienen o no razón las madres? Sí y no. "Depende de lo que hayamos comido, de si hace mucho calor fuera, de si las aguas son muy frías (como en los ríos) o muy cálidas. Hay que tener especialmente precaución si el agua está muy fría, si antes de meternos en el agua hemos hecho deporte, hemos sudado mucho o si hace mucho calor. Cuanto más contraste de temperatura haya entre el agua y la corporal, hay más riesgo de hidrocución".

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Niños y medusas: ¿qué hacemos?

Las medusas llegan a la orilla cuando las temperaturas suelen ser altas, mucho más si no ha habido inviernos lluviosos, también por las corrientes del mar. Antes de sacarlas del agua, recuerda que tú eres el invitado, no al revés. Ellas viven en el mar, por tanto, no tiene demasiado sentido dedicarte a sacar las medusas de la orilla para poderte bañar porque siempre vendrán más. El consejos es claro: si hay medusas en la orilla, mejor que tus hijos no se bañen o trata de estar vigilando durante el baño que no haya ninguna cerca. De lo contrario lo más probable es que os piquen. Dicho esto, si tenéis la mala suerte de llegar a una playa donde no sabéis que hay medusas y os pican, ¿qué podéis hacer?

Según Lucía, mi pediatra, lo primero que hay que hacer es mantener la calma. Escuece y pica, lo sabemos, pero hay que pasar el mal trago lo mejor que podamos. Echa agua de mar, nunca agua dulce. "Retira los restos de la medusa, si los hay, con un carnet o una tarjeta y busca un puesto de socorro. Puede ayudar para los síntomas hielo local, pero no aplicado directamente", señala. Si afecta a la cara o a los genitales lo mejor es acudir a un médico y estar vigilando signos de alerta como vómitos, náuseas o dificultad respiratoria. Nunca frotes con la mano, con la arena o la toalla, no apliques amoniaco ni alcohol porque puede empeorar las lesiones.

La crema solar siempre, y ojo con los golpes de calor

Es posible que a estas alturas del verano, tus hijo ya estén morenos pero esa no es razón para que no pongamos crema solar. ¿Por qué es importante? "Ningún tipo de piel ni fototipo cutáneo está exento de sufrir los efectos dañinos de la radiación solar, ni las pieles blancas, ni las bronceadas, ni siquiera las pieles negras. Todos somos susceptibles de quemarnos, aunque ya estemos bronceados o tengamos una tonalidad de piel más oscura", advierte la Dra. Lucía Galán. Y añade en su libro: "Recuerda que el 80% de los melanomas se podrían evitar si protegiésemos adecuadamente la piel de nuestros hijos". Y, sobre todo, los días nublados también hay que poner protección solar.

Hay otro mito sobre el verano en el que Lucía, mi pediatra hace bastante hincapié y es el de los golpes de calor. Muchos padres piensan que por poner el aire acondicionado en el coche o en casa los niños se refrían. "El aire acondicionado no refría. Las corrientes de aire tampoco, lo que de verdad resfría son los virus y las bacterias que se alojan en la orofaringe de las personas y que pueden permanecer suspendidos en el aire durante varios minutos en espacios cerrados o poco ventilados".

Por tanto, no es bueno que duerman sudando ni tampoco es bueno mantenerlos a 30º o más en las calurosas noches de verano, porque como dice el verdadero peligro son los golpes de calor y las altar temperaturas. Nunca nunca se puede dejar a un niño encerrado en verano en un coche. En una hora se pueden alcanzar temperaturas de 20º en el interior.