La luz roja se cuela en los hogares como alternativa a la luz blanca por sus posibles beneficios en el sueño y la energía celular

luz roja
Imagen de archivo luz roja en una sala. Informativos Telecinco
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La luz roja ha comenzado a extenderse tanto en redes sociales como en hogares, donde muchas familias están sustituyendo la iluminación blanca tradicional por esta tonalidad. Aunque su uso más conocido está relacionado con la estética y su efecto antienvejecimiento, cada vez más expertos apuntan que también podría reparar y activar las mitocondrias, responsables de proporcionar energía a nuestras células.

¿Funciona realmente la luz roja?

La neuróloga experta en medicina del sueño Celia García explica: "Lo que hace es evitar la luz blanca o la luz azul y es cierto que minimiza el impacto en la secreción de melatonina." Añade que, especialmente durante las horas nocturnas, es aconsejable atenuar las luces y evitar el exceso de pantallas y estímulos, ya que estas medidas contribuyen a proteger la calidad del descanso.

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La bióloga especializada en microbiota Mariana Aróstegui coincide en este enfoque y afirma: "Porque protege nuestra biología y nuestros ritmos circadianos. Lo que ocurre de noche es lo más importante para la salud." Para ambas especialistas, la creciente popularidad de esta luz abre un campo de estudio que promete nuevas respuestas mediante futuras investigaciones.

Otra tecnología lumínica que está demostrando beneficios es la luz infrarroja

Se utiliza en entornos clínicos para el tratamiento tanto del dolor agudo como del crónico, así como para la regeneración de tejidos dañados. Su acción se basa en estimular la producción de energía en las mitocondrias, lo que favorece procesos de recuperación celular.

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La luz infrarroja también se emplea para reducir la inflamación en casos de dolor de espalda, artrosis y para facilitar la curación de úlceras vasculares o muy dolorosas. Asimismo, existen dispositivos como la sonda de puntero, diseñada para aliviar el dolor en fascias y músculos mediante la aplicación dirigida de esta luz.

En patologías como la fatiga crónica o la fibromialgia, la luz infrarroja aporta un doble beneficio: mejora la energía y disminuye la fatiga, a la vez que contribuye a reducir procesos inflamatorios. Su uso clínico continúa expandiéndose y se considera una herramienta complementaria con un potencial significativo.