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La vacuna que libere al mundo del yugo al que se encuentra sometido por la pandemia del coronavirus está en camino, pero para que sea realmente eficaz y llegue a todos los habitantes aún quedan unos largos meses de incertidumbre, unos meses que coinciden en la parte del hemisferio norte con los más fríos, el otoño y el invierno, y sus respetivos virus habituales durante estos meses.
Aunque haya más información sobre el comportamiento de este nuevo coronavirus, aún hay muchos interrogantes sobre qué ocurrirá. Los científicos desconocen su posible evolución, cómo sería su incidencia y si habrá diferencias en su comportamiento en el tiempo con respecto al inicio de la pandemia.
Un detalle que ha llamado la atención son las similitudes entre esta pandemia que estamos sufriendo y la pandemia de la gripe española, la cual asoló a la población de la época hace más de 100 años, en 1918, donde se estima que mató entre 50 y 100 millones de personas en todo el planeta, son por lo menos inquietantes.
Durante la temible gripe española fue la segunda ola la que diezmó a la población y las fechas en las que esa segunda ola incidió en Europa y Estados Unidos, comenzaron a finales del mes de septiembre, es lo mismo que está ocurriendo en la actualidad con el coronavirus donde países como España, Francia, Alemania o Reino Unido están sufriendo un alarmante aumento de casos.
En el gráfico realizado en la época sobre la mortalidad en Europa y Estados Unidos de la pandemia, se puede ver cómo esa segunda ola llega a su pico más alto entre octubre y noviembre, dejando terroríficos datos sobre los decesos. Las ciudades señaladas en el gráfico son Nueva York, Londres, París y Berlín, siendo Nueva York y Londres los lugares donde más mortalidad hubo.
Han sido las propias autoridades científicas las que han denominado este nuevo aumento de casos en Europa como la segunda ola y son cada vez más las voces que alertan de la situación y piden medidas, entre ellas se encuentra el propio ministro de Sanidad español quien advierte a la población que “debemos estar preparados para todos los escenarios”.
Las voces de autoridades internacionales no cambian el tono de su discurso, desde Inglaterra piden responsabilidad a la población o auguran 50.000 casos diarios de contagios en poco tiempo. Por su parte, Christian Drosten, el científico de referencia del gobierno alemán ha advertido de que la pandemia no ha hecho más que empezar y ha instado a “cambiar cosas” para poder afrontar la situación que viene en los próximos meses.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha advertido de que la situación epidemiológica del COVID-19 en España es en estos momentos es "dinámica y cambiante", por lo que ha advertido de que hay que "estar preparados para todos los escenarios".
“Debemos estar preparados para todos los escenarios. La tendencia nacional de aumento de transmisión nos obliga a tener preparados los siguientes escenarios, si bien las claras diferencias territoriales hacen necesario adaptar las medidas de forma quirúrgica, adaptadas a cada zona".
Christian Drosten es el Fernando Simón español, el científico de referencia del gobierno alemán no presenta el mejor de los escenarios en un futuro cercano ya que asegura que la “pandemia no ha hecho nada más que empezar”.
"La pandemia de verdad llega ahora. También aquí. Como mucho, podemos hablar de las lecciones de la primera ola en Europa", ha dicho en una entrevista para la Cumbre Mundial de la Salud.
Pasados más de 100 años, los expertos creen que el problema de aquella segunda ola causada por la gripe española en 1918 fue haber levantado el confinamiento antes de tiempo.
En este caso tras una primera ola en mayo-junio de 1918 y tras haber remitido durante el verano se produjo un rebrote muy fuerte en el otoño de 1918, una segunda ola, que fue notablemente más grave y letal que la primera.
Tras remitir de nuevo incluso hubo una tercera ola, ya menos grave que la segunda, en el arranque de la primavera de 1919. Posiblemente esa menor incidencia se produjo porque buena parte de la población ya estaba inmunizada. En 1920 el virus desapareció en todo el mundo.