Tienen contacto a diario con enfermos de coronavirus y son, de hecho, uno de los colectivos con más casos de contagios. Son celadores y su profesión está regulada por un estatuto del año 1971 que no les considera personal de riesgo.
Ahora, se han organizado en toda España para exigir que su trabajo sea reconocido como se merece y para que se les proporcionen los mismos medios de seguridad que al resto del personal sanitario. Algo que, al no ser considerados personal de riesgo, no siempre ocurre.
Los celadores realizan una labor humana muy importante en la atención a los pacientes y sus familias en los ingresos o paso por los centros sanitarios. Son los últimos héroes olvidados de una pandemia que nos afecta a todos.