Las perversiones sexuales del presunto asesino de Marta Calvo: puede que no usara solo cocaína

  • La primera víctima de Jorge Ignacio P.J., narra cómo le introdujo droga en sus partes íntimas

  • Así reaccionó al decirle que se estaba muriendo: "me dio un beso en la frente y me dijo 'ay, pobre chica, cómo le gusta la droga...'".

  • Cuando llegó al hospital, la médica le dijo: "Cinco minutos más y te mueres".

Sí. Las primeras manifestaciones, corroboradas por los investigadores en el segundo del juicio presentan a Jorge Ignacio como un depravado, un pervertido sexual que metía droga pura en cantidades extremas en los genitales de las mujeres y otras partes de su cuerpo. ¿Por qué? Para tenerlas controladas y posiblemente, verlas morir. Y nadie descarta que echara algo en sus bebidas.

La primera víctima de Jorge Ignacio P.J., presunto asesino de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas, ha descrito ante un jurado popular cómo el acusado le introdujo droga por sus partes íntimas y casi se muere: "Me drogó toda (...) Le dije que me estaba muriendo y me dio un beso en la frente y me dijo 'ay, pobre chica, cómo le gusta la droga...'".

Este martes ha tenido lugar la segunda sesión del juicio contra Jorge Ignacio P.J., acusado de tres muertes y de intentarlo con otras ocho mujeres más en el periodo de 15 meses, desde verano de 2018 hasta el 7 de noviembre de 2019, fecha en la que falleció la última de las víctimas y cuyo cadáver no ha sido aún localizado.

"Cinco minutos más y te mueres"

Jorge Ignacio se enfrenta, tal y como reclama Fiscalía, a 130 años de cárcel por 11 delitos de abuso sexual --tres de ellos como medio necesario para un delito de homicidio y siete para un delito de lesiones--; y un delito contra la salud pública.

Por su parte, los padres de Marta Calvo, quienes ejercen en el procedimiento como acusación particular, piden para el acusado la prisión permanente revisable. Las otras víctimas personadas en la causa también reclaman esta pena. La defensa solicita la absolución.

En la sesión de hoy ha declarado la primera supuesta víctima del acusado y lo ha hecho tras un parabán. Ha narrado que se dedicaba a la prostitución y que el encuentro sexual con Jorge Ignacio tuvo lugar en verano de 2018, en una vivienda de la Avenida Cortes Valencianas de València.

Ha explicado que el acusado portaba una bolsa negra con mucha droga que le introdujo en su cuerpo mientras le hacía un masaje y mantenían relaciones. Ha indicado que comenzó a sentir que el corazón le iba muy rápido y un sudor frío. Sintió que le iba a matar, así que cogió un cuchillo y en ese momento el hombre se vistió y le dijo que estaba loca. Cuando llegó al hospital, la médica le dijo: "Cinco minutos más y te mueres".

Una vida arruinada

"Me ha arruinado la vida, no puedo tener pareja, tengo miedo y pánico a los hombres. Tengo tratamiento psicológico. Me he intentado matar", ha dicho la testigo, cuyo relato no deja de ser escalofriante.

Jorge Ignacio Palma le ofreció hacerle un masaje boca abajo, a lo que ella accedió. En ese momento le llamó la atención que tenía el puño cerrado: "Me estaba dando un poco de desconfianza". El malestar no tardó en llegar. "Sentía como el corazón rápido", ha indicado. Un estado que achacó al calor. Cuando se dirigió al baño y se metió en la ducha, "empezaron a salir rocas de coca" de su vagina. "Cinco o seis. Muchas", ha precisado. Además, la víctima cree que Palma aprovechó su ausencia para echarle algo en la copa.

"Me introdujo la droga en mis partes íntimas por delante y por detrás. Por detrás me enteré por la doctora, porque yo no lo sentí", ha explicado. Intentó pedir ayuda, pero la encargada del burdel se desentendió y la obligó a seguir con el servicio. Del mismo modo, cuando bebió de la copa sintió "como si fuera arena" en la boca. Lo que parece indicar que puede que usara algo más que coca para acabar con la defensa de sus víctimas.

Los dos médicos forenses que han comparecido durante la vista han coincidido en señalar el «efecto letal» de la dosis -9,31 miligramos por litro de sangre- que presentaba el cadáver de Lady Marcela Vargas