El testimonio de dos jóvenes, víctimas de pinchazos en una discoteca de Bilbao: “No sentía el brazo”

El goteo de casos de mujeres que denuncian haber sufrido pinchazos en discotecas para poder ser sometidas es incesante. Entre otros lugares, investigan este delito en Cataluña, País Vasco, Cantabria y en Asturias, donde a una menor de 13 años le han inyectado éxtasis líquido.

Las jóvenes se encontraban en una discoteca de Bilbao

En País Vasco, donde la Ertzaintza investiga una docena de denuncias por pinchazos, dos jóvenes cuentan qué sintieron al saber que habían sido víctimas de un pinchazo en una discoteca de Bilbao.

“Cuando nos dijeron que habláramos con la Policía, ahí ya no sentía el brazo”, recuerda una de ellas; mientras que la otra explica que se le quedaron dormidas varias partes de su cuerpo. “En mi caso, pues se me empezó a endurecer la zona de arriba del brazo y se me hinchó la mano. Me durmió la pierna izquierda, como que se me fueron durmiendo las orejas”, relata.

En su caso, pidieron ayuda y fueron trasladadas al hospital, donde no encontraron nada. Todos los análisis dieron negativos, pero aún tienen el susto en el cuerpo: “Estamos preocupadas, te quedas con lo que ‘imagínate que hubiera bebido de verdad en la noche y eso lo hubiera agravado, yo no estaría aquí’”.

Casos en Santander y Cataluña

En Santander, también ha habido varios pinchazos durante un festival, aunque solo dos jóvenes interpusieron una denuncia. Tampoco en estos casos encontraron restos de drogas en los análisis.

En Cataluña, hay una veintena de denuncias. En ninguno de los casos han hallado restos de drogas. Eso sí: desde que Miriam lo hizo público, se está reforzando el protocolo de atención por sumisión química, dando formación a los porteros.

“Se registró todos los bolsillos, riñoneras, ahí donde pueda haber cualquier tipo de sustancia estupefaciente o herramienta: pincho, aguja…”, explica Rafael Rodriguez, director de Bull Seguridad.

Cabe destacar que para poder cachear a las mujeres necesitan mujeres. Lo hacen en las discotecas donde hay más de 500 personas para evitar que estos agresores entren armados con jeringuillas.

La cuestión ahora es saber si es una peligrosa moda y delito contra la salud, o hay una intención de violencia sexual o de robo detrás. 

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