Los testigos del presunto ataque yihadista en Algeciras: "Una vez en el suelo, siguió dándole"

Algeciras sigue conmocionada por el presunto ataque yihadista en dos iglesias del municipio. Sobre las 19:30 horas de este miércoles, el principal sospechoso y detenido como supuesto autor de los hechos, Yassine Kanjaa, de 25 años, entró primero en la Parroquia San Isidro, hiriendo de gravedad a Antonio Rodríguez, sacerdote del centro religioso, y después en la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma, donde apuñaló al sacristán, Diego Valencia, que salió de allí y terminó falleciendo en la Plaza Alta. Varias personas también resultaron heridas por arma blanca. Fueron momentos de horror, angustia e incertidumbre que vivieron algunos testigos. Hoy recuerdan cómo reaccionaron.

Uno de estos testigos fue Alfonso. Este vecino de Algeciras estaba en la sacristía de la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma en el momento del ataque. Esperaba a su hijo que estaba en catequesis en el piso de arriba, cuando comenzó a escuchar gritos. Al momento, vio al sacristán siendo perseguido por su asesino.

Alfonso, testigo del ataque en la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma: "Comenzó a atacarlo fríamente en la cabeza"

Herido, Diego Valencia intentó huir estando ya herido. "Comenzó a atacarlo fríamente en la cabeza y él se protegía con una silla. Reaccionamos la poca gente que podíamos. Un compañero y un conocido también salieron detrás, pero él termina siendo fulminado por este 'salvaje'", ha precisado Alfonso en 'El programa de Ana Rosa'.

Una testigo, tras ver cómo el atacante apuñalaba al sacristán: "Se seguía cebando con él"

Una testigo coincide en el ensañamiento. Cuando la víctima ya estaba en el suelo y ensangrentado, su agresor no cesó en su ataque: "El pobre hombre, moribundo, llegó hasta aquí en medio y cayó ahí. Pero se seguía cebando con él. Una vez que seguía en el suelo siguió dándole", ha comentado esta vecina desde la Plaza Alta, donde vivieron momentos de tensión y miedo, recalca. En la víspera, otra mujer comentó pocas horas después de lo ocurrido que había oído gritos de 'Allahu akbar' -'Dios es grande'-.

Jamaica había servido unos minutos antes un café al sacristán que fue asesinado

Jamaica había servido unos minutos antes un café al sacristán que fue asesinado. Se despidieron con una sonrisa. Poco después, corrió para tratar de taponar sus heridas: "Mi compañero le puso el mandil en el cuello para la sangre. Llegó un hombre que dijo que era médico y dijo 'este caballero está muerto'. Y ya cuando llegó la ambulancia certificó su muerte", ha comentado esta testigo del ataque.