Con la entrada de la primavera ya se han producido grandes cambios, como subidas de temperaturas o el polen, el mayor enemigo para muchos durante estas fechas. Pero el cambio de hora del próximo domingo todavía trastoca aún más los relojes internos. Durante estas fechas pueden aparecer síntomas tales como la fatiga, agotamiento o adormecimiento. Son síntomas de la conocida astenia primaveral.
La astenia primaveral engloba diferentes sintomatología como somnolencia, irritabilidad, apatía y cansancio. Sensaciones que son producidas por los efectos del cambio de estacionalidad, que trae consigo cambios bruscos de temperatura y de presión atmosférica, aumento de las horas de luz solar y trastornos de horario y rutinas.
El cúmulo de estas modificaciones produce desajustes en los ciclos hormonales dirigidos por el hipotálamo, una glándula del cerebro que se encarga de controlar la temperatura del cuerpo, la sed, el apetito, el sueño y la vigilia entre otras cosas. Consigue controlar todos estos aspectos gracias a los neurotransmisores, los cuales pueden verse alterados durante las primeras semanas de adaptación a todos estos cambios primaverales.
La astenia primaveral tiene una duración media de 1 o 2 semanas. Con una sintomatología tal como:
En caso de que los síntomas perduraran más de dos semanas se recomienda acudir al médico para realizar un chequeo y poder comprobar que todo está bien y que no existe ningún problema. Por ejemplo, alteraciones en los valores analíticos o la presencia de una enfermedad que pudiese estar produciendo todo este cuadro sintomatológico como podría ser la infección por mononucleosis.
La dieta debe ser equilibrada, suficiente y variada. Es importante que nuestra alimentación nos aporte toda la energía, nutrientes y no nutrientes (como la fibra) que nuestro organismo necesita.
Debemos tener en cuenta que cuando suben las temperaturas podemos estar perdiendo más agua de lo habitual a través del sudor. Así mismo, con la primavera aparecen síntomas como la fatiga o falta de concentración, la cual mejora tras ingerir agua.
No fumar ni beber bebidas alcohólicas. Este es un consejo básico para tener un estilo de vida saludable, sin embargo, cuando nos sentimos cansados estos hábitos empeoran los síntomas.
Aunque puede parecer incoherente, para luchar contra el decaimiento primaveral y mejorar la adaptación al cambio estacional se recomienda evitar los suplementos o bebidas excitantes. Estas sustancias pueden circular durante muchas horas (alrededor de unas 10) a través de nuestra sangre dificultando todavía más la conciliación del sueño durante la noche y en consecuencia, potenciando la fatiga diurna, haciendo que volvamos a tomar una bebida excitante y así cíclicamente sin poder solucionar la raíz del problema.
Organizar un horario de ingestas y planificar los menús y la compra semanal es esencial para mejorar los hábitos alimentarios y evitar desequilibrios que puedan empeorar los efectos de la astenia primaveral.
El ejercicio es básico para hacer frente al síndrome primaveral. Se recomienda realizar de media hora a una hora de ejercicio diario moderado para tonificar el cuerpo, activarlo y reducir la apatía o falta de energía.
Aunque depende de la edad, lo más recomendable es dormir 8 horas diarias. Pero para tener una buena rutina nocturna se recomienda tener una hora fija para irse a dormir, cenar como mínimo una hora antes, así como realizar una rutina que nos ayude a coger el sueño con mayor facilidad.
En esta época comienzan los anuncios de productos mágicos para hacer frente a estos síntomas propios de la primavera. Pero antes de recurrir a estos productos es más importante llevar a cabo una dieta equilibrada y saludables. Algunos suplementos pueden ser peligrosos para la salud e incluso pueden aumentar el riesgo de padecer algunas enfermedades como sucede en el caso de los complementos de betacaroteno y el cáncer de pulmón.
En caso de que la astenia no mejora, acudir a un especialista para llevar a cabo un control más exhaustivo de las sintomatología.