Inmovilizada, agarrada por los brazos. Le quitan la gorra y cae la peluca. Acaban de sorprenderla además con braga y guantes, empuñando un arma de fuego real, un revólver, que sujeta uno de los padres. Realmente lleva dos armas de fuego real, cartuchos, bengalas y un bote de gas pimienta.
Parte del arsenal va quedando en el suelo, mientras la registran y la bloquean en el suelo. Ella se resiste, grita, se queja. Son dos policías fuera de servicio que estaban en el partido de fútbol prebenjamín en el polideportivo de Alcobendas los que la logran someter. Les ayudan otros padres.
La mujer tiene 61 años y es francesa, no tiene vinculación con los niños. Pero si la han identificado. Su marido fue asesinado a tiros en Marbella en 2018. Con una AK-47 en un ajuste de cuentas, recibió 20 tiros en el garaje de su vivienda. Tenía antecedentes por drogas y tráfico de armas. La mujer se ha negado a declarar y está ingresada en la unidad de psiquiatría de un hospital madrileño.