Así justificó el padre de Colmenar el arsenal médico en la 'casa de los horrores': "Fue la paranoia del covid"

D. S. S., el médico del Hospital Gregorio Marañón de Madrid al que le quitaron la custodia de sus ocho hijos, está siendo investigado por un presunto delito de malos tratos contra los niños, pero también por uno de hurto. Y es que, al proceder a la detención de este varón y su mujer en su domicilio de Colmenar Viejo, conocido popularmente como la 'casa de los horrores', la Guardia Civil encontró una gran cantidad de material sanitario que pudo utilizarse para ocultar las lesiones que les provocaba a los menores. También se sospecha de que pudiera tener otro destino.

El facultativo no supo justificar la procedencia de estos objetos, recogen desde 'En Boca de Todos' o 'Vozpópuli': se descubrieron 1.300 uniformes su hospital, 40.000 pares de guantes de nitrilo, cientos de empapadores y servilletas. Además, tenía 50 palés que multiplicarían este material por miles.

El padre es médico desde 2011 y trabajaba en el Gregorio Marañón, pero también en consultas privadas en, al menos, dos empresas. El sanitario ha seguido acudiendo a su puesto después de su arresto y puesta en libertad. Además, creó hace más de una década una empresa en el sector sanitario en la que constaba como gestora también su mujer, pero que se dio por extinguida hace varios años.

El padre de Colmenar Viejo investigado por presuntos malos tratos a sus hijos y el material sanitario en su casa

La vivienda en la que los agentes descubrieron el panorama desolador de los niños era la sede de la extinta empresa Domer Medical SL. La definición de la compañía es "la explotación de clínicas dedicadas a la atención sanitaria, a la prestación de servicios de cirugía menor en todos los ámbitos de la salud del cuerpo humano" y "fue creada el 20 de abril de 2010".

La Consejería de Sanidad anunció el 10 de abril que se le iba a abrir un expediente médico al detenido por el supuesto maltrato para verificar si robó material del hospital público en el que trabajaba. Ante los magistrados, D. S. S. se ha defendido en este sentido: dice que, desde el inicio de la pandemia del coronavirus, la "situación de higiene y limpieza" ha sido "extrema": "Me he tenido que cambiar hasta tres veces o cuatro veces al día, precedido de una ducha". Unas palabras que contrastan con la falta de higiene que constataron los oficiales.

"Usted puede comprobar que esos pijamas no han sido vendidos"

Al preguntarle en el juzgado por las batas, el sanitario se defendió: "¿Tengo muchos? Sí, es cierto, pero es que hago muchas guardias al mes, hago más de 10 guardias señoría. Eso va al lavadero". El padre de Colmenar explicó que los empapadores eran para sus hijos más pequeños y que la mayoría de los productos "están todos caducados". Para corroborar su versión sugirió citar a las supervisoras del hospital. Asimismo, dijo que no tuvieron ningún otro destino comercial: "Usted puede comprobar que esos pijamas no han sido vendidos".

El juez le preguntó qué necesidad tenía de acumular 1.300 uniformes en su domicilio y el médico relató que el inventario del Gregorio Marañón está en un edificio separado y "a veces uno no tiene el tiempo suficiente y necesario como para ir a buscar pijamas". El facultativo dijo que el haber atravesado la pandemia, "cuando uno ha tenido covid" y trabaja "en el servicio de urgencias", le afectó: "La paranoia que uno ha adquirido ha sido muy grande". Además, dijo que las cajas que encontraron en su casa se las pidió a compañeros de su centro hospitalario.

Los ocho niños se encuentran en un centro de primera acogida

Además, detalló que la mayor parte de las cajas de su garaje contenían empapadores en paquetes que el mismo precintó ya que estos productos estaban abiertos. Aseguró que solicitó cajas a sus amigos en el centro. "Esas cajas no las tengo que comprar y me sirven. Entonces, si quiere usted comprobar, en mi casa que las sabanindas están abiertas todas y precintadas por mi parte, igual que le he puesto un poco de plástico", subrayó.

Tanto D. S. S. como su esposa fueron puestos en libertad con medidas cautelares tras su detención por el presunto maltrato de sus hijos -un caso descubierto gracias a una profesora de los menores-. Además, el hombre tiene una orden de alejamiento tanto de su descendencia como de su esposa, porque también se le acusa de maltrato a esta última. La mujer tampoco puede contactar o acercarse a sus hijos, pero pide quitar el alejamiento de su marido. Los ocho niños, de cuatro a 14 años, se encuentran en un centro de primera acogida de la Comunidad de Madrid y se ha retirado a los padres de forma temporal la patria potestad de todos.