Caso impactante en Asturias. Un oso pardo rompió la cadera y desgarró parte de la cara de una vecina en la localidad de Sonande, un pequeño pueblo de Cangas del Narcea. Ahora, cuatro años después de ese ataque y de litigar con la administración, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias obliga al Gobierno autonómico a pagarle una indemnización de 83.000 euros.

Carmen paseaba por la carretera en las inmediaciones de su pueblo cuando se cruzó de forma fortuita con un oso. "Salió de repente". El ejemplar le propinó un zarpazo con el que le arrancó una parte de la piel de su mandíbula: "Todavía tengo aquí las uñas. Estas se quedan para toda la vida". Le quedan secuelas físicas por la rotura de cadera que le provocó la caída. "Depende de de mí para muchas cosas", cuenta su familia. La mujer no puede dar un paso sin muleta.

Ahora se ha conocido que el Principado de Asturias tendrá que indemnizarla con 83.000 euros. Pero cuatro años después, el miedo le sigue pasando factura: "Hay días que tomo una pastilla, pero todavía me cuesta dormir". Porque los osos pardos siguen acercándose al pueblo cada día. "Siempre ha habido fieras, pero no el desmadre que hay ahora", cuenta un vecino.

Una especie protegida de la que hay 370 ejemplares en la cordillera cantábrica. "Se trabaja en la prevención para evitar que se acerquen, sobre todo a las fuentes, alimenta. Se trabaja también en la plantación de frutales de especies para los lugares alejados de los pueblos", precisa Pepín Tuñón, director dela fundación de osos de Asturias. Se han puesto en marcha proyectos para tratar de evitar que se acerquen a núcleos urbanos: "Les pones un collar equipado con GPS y entonces en todo momento lo tienes monitorizados". Esto permitirá que los vecinos puedan respirar tranquilos.

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