La madre de Marta del Castillo confiesa que la luz de su cocina lleva 16 años encendida: “Para que sepa que estamos aquí”
La familia de Marta del Castillo no ha parado de buscarla desde que desapareciese el 24 de enero de 2006
Las dos hermanas de Marta del Castillo eran unas niñas de 11 y 13 años cuando ella desapareció
Mitele PLUS estrena el programa ‘Madres: voces desde el alma’ con Eva Casanueva, madre de Marta del Castillo
Han pasado más de 16 años desde que Marta del Castillo desapareciese. Desde entonces, su familia no ha parado de luchar por encontrar su cuerpo, pero tras procedimientos judiciales, numerosas búsquedas oficiales y extraoficiales e informes periciales aún no saben ni qué ocurrió realmente ni dónde está. En un nuevo programa de ‘Madres: voces desde el alma’ de Mitele PLUS, Eva Casanueva, madre de Marta del Castillo, abre su corazón como nunca a Cruz Sánchez de Lara.
La madre de Marta del Castillo cuenta que la luz de su cocina aún permanece encendida “para que sepa que estamos aquí”, porque “cuando Marta regresaba a casa, yo me asomaba a esa ventana para verla llegar”.
Preguntada sobre ello por Cruz de Lara, Eva Casanueva explica que, en realidad, la idea fue de su marido, Antonio del Castillo, la cabeza visible de la familia desde la desaparición. Tras lo ocurrido con Marta del Castillo, recuerda que no paraba de entrar y salir gente de su casa, pero luego “llegó un momento en el que por la noche ya no había gente en casa, éramos los cuatro que quedábamos” fue entonces cuando “Antonio dijo: ‘Esta luz se tiene que quedar encendida para que Marta sepa que estamos aquí’”.
Sus otras dos hijas eran unas niñas cuando Marta del Castillo desapareció
Visiblemente emocionada, Eva Casanueva recuerda que el 24 de enero de 2009, cuando Marta del Castillo desapareció, sus otras dos hijas aún eran unas niñas de 11 y 13 años y estaban en casa. “Las veía asustadas, sentadas en el sofá”, cuenta.
Entonces, se las llevó su cuñada a casa de sus suegros. “No queríamos que vivieran todo lo que estaba pasando en la casa. Intentábamos que fueran un poquito ajenas, aunque ellas supieran lo que estaban pasando”, explica.
Allí pasaron un mes y medio, porque ella estaba “en la cama sedada” hasta que “llegó el momento en el que mi marido me dijo: ‘Eva, tienes que salir de esa cama porque tienes otras dos hijas más’. Fue un chispazo y me costó muchísimo trabajo”, pero “tenía que criarlas”. “No quería que nunca ellas pensaran o me echaran en cara que no las eché cuentas porque solamente tenía vida para Marta”, expresa.
Con un nudo en la garganta, confiesa que “cuando estaba sola era cuando lloraba” y siempre demostró mantener la entereza para que sus hijas no sufrieran.
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